QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

martes, 31 de mayo de 2011

JAQUE A LA LITERATURA


AMPHITRYON, DE IGNACIO PADILLA

POR LEONARDO TARIFEÑO


Ignacio Padilla, Amphitryon, Espasa Calpe, Madrid, 2000, 217 pp.

Una de las grandes imposturas de la industria del libro consiste en hacer creer que todos los premios literarios tienen algo que ver con el arte. El engaño sirve para vender varios miles de ejemplares, crear lectores, renovar las orientaciones del mercado y hacer un buen negocio con las traducciones; todo esto suena más o menos lícito, y si esa estrategia de legitimación comercial se vuelve definitivamente escandalosa es porque una y otra vez acaba por disfrazarse de mandamiento estético. Este perverso mecanismo editorial no aplica siempre y hay muchísimos galardones valiosos y muy honorables (la lista abarca todas las lenguas y va del Whiting Foundation Award y el Herralde al Akutagawa o el Booker), pero es evidente que darle licencia de talento a alguien que gana uno o varios premios es tan ridículo e ingenuo como pensar que el brillo de un cineasta se mide por sus candidaturas al Oscar de Hollywood.
Amphitryon, la novela con la que Ignacio Padilla acaba de ganar el premio Primavera, no es ajena a esta mascarada: de hecho, su pulso vibra en el embuste que tematiza y llega a protagonizar. Su falta de identidad y ausencia de estilo son tan abrumadoras que hasta los jurados españoles llegaron a creer que "se trataba de una nueva obra de su compatriota el escritor Jorge Volpi" (El País, 10 de marzo). Por otro lado, si al texto no se lo ve como un bestseller liso y llano y se le conceden propiedades literarias —atributos que en un sentido estricto se le niegan fácilmente a otros parientes suyos mucho más logrados, como Los niños del Brasil de Ira Levin— no es tanto por sus rasgos intrínsecos como por circunstancias exteriores al libro, esto es, el marco de lectura que impone el Primavera, las declaraciones públicas en donde el autor dialoga críticamente con la herencia del boom latinoamericano o la autoridad de las medallas acumuladas por el propio Padilla, entre las que se cuentan el Alfonso Reyes, el Juan Rulfo a la Primera Novela y el Juan de la Cabada. En ese contexto favorable a la impostura, Amphitryon combina una anécdota de thriller con la pretensión literaturizante de una prosa plana y hueca, tan prolija como fría y escasa de recursos. Del otro lado de esa lengua neutra, una cadena de cambios de identidades susurra la posibilidad de que Adolf Eichmann, el hombre en el que Hitler confió la aniquilación de los judíos, jamás haya sido detenido y condenado. Las suplantaciones se producen a través de unas partidas de ajedrez en las que nadie gana y todos pierden, especialmente los que ganan. De camino al frente de la Primera Guerra Mundial, Thadeus Dreyer acepta el desafío del tablero y así consigue adoptar la suerte y el nombre de Viktor Kretzschmar, guardagujas; en unos años se vuelve loco y organiza un choque ferroviario dirigido a asesinar a ese Dreyer, el falso, devenido héroe militar y nazi en ascenso. Kretzschmar, sin embargo, ignora que aquel Dreyer ("ese tipo de hombres que están condenados a parecerse sólo a ellos mismos hasta la muerte") es un nuevo Dreyer, otro farsante y campeón de ajedrez cuya muerte intentará develar el secreto del verdadero Eichmann. El final da por sentado que la hipótesis del libro es más que una hipótesis a través de un colofón firmado por Padilla, o el personaje "Padilla", en un último truco donde la ficción busca materializarse como la
impostora definitiva, aliada y cómplice de una realidad siempre inaccesible.
Novela efectista y olvidable, cuyo mayor mérito es el monocorde oficio del autor, Amphitryon naufraga especialmente a partir de los agujeros de su trama (Kretzschmar espera que Dreyer desaparezca en el campo de batalla, algo que no debería ocurrir porque ya habían pactado que se matara a bordo de un tren; luego abre cartas de su familia, dirigidas a un nombre que ha perdido, sin que se explique cómo le llegan y por qué puede abrirlas...) y la desesperante inverosimilitud de una prosa capaz de hacer que todos los personajes se expresen con idéntico manierismo, a pesar de corresponder a paisajes, orígenes y tiempos muy diferentes. Para colmo, lo cierto es que el texto luce desapasionado porque aquí no hay un escritor dispuesto a apostarle a alguna convicción (temática, ideológica, estilística, filosófica); de ahí que Amphitryon se encomiende a la exactitud de una intriga policial que no sólo fracasa en cada uno de sus cabos sueltos, sino que se abandona a una conclusión seductora —Amphitryon es y no es una ficción, Eichmann no era Eichmann— pero peregrina y torpe si se la juzga a partir del raído hilo deductivo que construye la novela.
De inquietantes similitudes con La variante Lüneburg del italiano Paolo Maurensig, Amphitryon es más una ficción acerca del ajedrez que sobre los nazis, y ninguno de estos temas le obsesionan tanto como la impostura que ciertamente encarna —aunque no en la alegre dirección prevista por el personaje "Padilla". Seducida por el vértigo que ansía, apenas si vale como trama y se asfixia en su propio vacío especulativo, sin apelar a la reflexión dura y arriesgada que muerde las nerviosas páginas de la novela de Maurensig. En el mejor de los casos, este libro aspira a colocarse dentro de una todavía incipiente tradición latinoamericana de "bestsellers de calidad", que por ahora va de En busca de Klingsor de Jorge Volpi a El anatomista del argentino Federico Andahazi. Ese es, de hecho, el horizonte que el premio Primavera tiene reservado para el texto, un magistral jaque mate a la literatura que se maquilla con la falsa (¿y autorreferente?) trascendencia de "un orden mítico y moralmente correcto que, no obstante, lleva en sus orígenes la simiente de su propia ruina, la señal inaplazable del caos al que estamos condenados".

TOMADO DE: http://www.letraslibres.com/index.php?art=6378

miércoles, 25 de mayo de 2011

VAMOS A CHOTEAR

La maestra le pide a Pepito que vaya a la pizarra y escriba la fecha y este escribe:
La Habana, 20 de mayo del 2011, "Año del café mezclado".
La maestra, al ver eso, dice alarmada: Pepito, qué cosa es eso, borra, borra.
A lo que Pepito contesta: No, maestra, borra es en el 2012, este es mezclado...


Ustedes saben (por supuesto) que La Cucarachita Martina enviudó, porque el comilón de El Ratoncito Pérez se cayó en la olla por la golosina de la cebolla, etc., etc.,
Pues resulta que La Cucarachita , que estaba aún joven y con muchos deseos de que le dieran lo suyo; al ser una cucarachita muy seria, decidió casarse como Dios manda.
Como se había mudado para una Shopping, salió de madrugada de su cuevita, fue a "Confecciones", cortó un pedacito de tela y se hizo un "pegaito"; de ahí pasó por la perfumería, se maquilló y perfumó, y ya lista, se sentó a la puerta de su cuevita...... Al rato pasó por allí nada menos que El Ratoncito Cuco, primo de El Ratoncito Pérez que al verla exclamó:
-¡Cucarachita Martina! ¡Qué linda estas!
A lo que ella respondió.
-Como no soy bonita te lo agradezco más
Él le dijo:
-¿Te quieres casar conmigo?
Y ella, muy coqueta respondió:
A ver ¿qué tú haces de noche?
-¿Yo? pues dormir y callar .
Ella no pudo más y le contestó:
-! TAN COMEMIERDA COMO EL PRIMO !

sábado, 7 de mayo de 2011

UN TRISTE DÍA DE LAS MADRES PARA UN CUBANO


SÓLO FALTABA YO, PORQUE FIDEL LO IMPIDIÓ.

Queridos amigos, ahora sí perdí el control. Ya no aguanto más. Soy un escritor, un hombre pacífico, pero llegué al límite. Quiero convertirme en una bomba para explotar dentro del Consulado Cubano en Chile.

Es que hace unos minutos, mientras un canal de Miami divulgaba la triste noticia de mi caso, alguien que no puedo revelar me traía de Cuba fotos de mi madre muriendo. Ha sido muy doloroso e impactante. Junto a ella aparecen mis otros tres hermanos. SÓLO FALTABA YO, PORQUE FIDEL ME LO IMPIDIÓ.

No quiero decepcionarlos, y pido perdón si cometo una locura, pero lo que me han hecho sobre pasa los límites de lo racional, de lo humano. Porque yo estuve allí, a punto de besarla. Sólo tenía que atravesar una puerta y al otro día estaría con ella.

Yo me pregunto, cuál era el miedo que me tenían. Qué daño podría hacerle yo solo a ese imperio tan poderoso. ¿Tanto les dolió mi libro?

Aquí les adjunto las fotos, para que la publiquen, que llegue a todos los rincones del mundo. Quiero que mi madrecita ayude a evitar que otras madres cubanas mueran con un hijo deportado.

Por la libertad de Cuba

Héctor Manuel Ramírez Rodríguez

Autor del libro “CUBA, UN PUEBLO ESCLAVIZADO” al que le rompieron su pasaporte en el Aeropuerto de La Habana y lo devolvieron a Chile, sin permitirle entrar a Cuba, para darle un último beso a su madre moribunda.
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A MI MAMITA LA ESTAN VELANDO EN CUBA.
Por Angélica Mora. Nueva York

Apuntes de una Periodista

Héctor Ramírez está con el dolor más grande que puede experimentar un ser humano: la muerte de su Madre.

Yo perdí la mía y sólo los que han pasado por ese dolor saben que no hay recuperación posible. Habrá resignación con el paso del tiempo, pero nunca se volverá a estar completo.Me imagino la enorme desolación de Hector, quien además no pudo abrazarla por última vez.

Héctor Manuel Ramírez Rodríguez es cubano y está actualmente exiliado en Chile. Viajó hace una semana exacta a Cuba para ver a su madre quien estaba al borde la muerte, pero las autoridades cubanas le negaron la entrada ya estando en el aeropuerto José Martí.
(Los detalles de su historia los narré en la crónica del 24 de marzo titulada “Un Gesto Superior”).

SINIESTRA VENGANZA

El escritor Héctor Ramírez, viajó a Cuba de urgencia ante la gravedad de su madre.
La anciana había sido desahuciada y enviada a morir a su casa, donde permanecía postrada en estado de coma sin reconocer a nadie. Sin embargo, las pocas veces que recuperaba la conciencia, pedía ver a su único hijo que habia sido desterrado por el gobierno cubano.

Héctor llegó al aeropuerto de La Habana el pasado 18 de marzo en un vuelo nocturno y de inmediato fue detenido por las autoridades.No le permitieron ver a la familia que esperaba en el aeropuerto, ni que le entregara el equipaje y medicamentos que traía para su madre. No le dejaron cruzar los controles de inmigración para abrazar a la familia que allá esperaba, ni pudo besar la tierra cubana como siempre hacía cada vez que regresaba.A las 12 horas de su detención, sin recibir agua ni alimentos, fue devuelto a Chile escoltado como un terrorista. En su pasaporte colocaron un timbre que lo convertía en un apátrida ya que, señala el documento, nunca más podrá pisar su patria. También le advirtieron que todos los miembros de su familia jamás tendrán derecho a salir de Cuba.

El sadismo se debe a que Héctor escribió a escondidas el libro “Cuba, un pueblo esclavizado”, se escapó hacia Argentina y allí logró editarlo. Posteriormente regresó a la Isla para continuar su lucha por Cuba, pero fue encontrado por las autoridades que lo apresaron y lo enviaron a la cárcel por varios años antes de ordenar su destierro.Héctor, como tantos otros escritores, está pagando el precio por exponer la verdad de lo que está sucediendo en Cuba.

“CUBA, UN PUEBLO ESCLAVIZADO”

Héctor Ramírez escribió su libro dentro de Cuba durante diez años, también en total secreto.
Al igual que con Arenas, la venganza del régimen fue terrible cuando se enteró de la publicación del libro que Hector tituló “Cuba, un pueblo esclavizado”. El sadismo fue refinado y especial para este nuevo escritor. Las autoridades a cargo de su entrada a Cuba le hicieron pagar más de mil dólares para entregarle los papeles que lo acreditaban como "Cubano Residente en el Exterior. Luego invalidaron los documentos dejándolo como un emigrante ilegal. Cuando Hector pidió permiso a comienzos de marzo para regresar a ver a su madre moribunda, le entregaron pasaporte y visa cubana como turista, haciéndole creer que iba a poder ver a su Madre y los otros miembros de su familia.

El plan era ilusionarlo, hacerlo viajar, que gastara su dinero, y cuando llegara no dejarlo entrar.
Dice Hector “lo que más me duele no son las tantas horas de viaje, ni el dinero perdido, ni que mi hija estuviera allí llorando inútilmente toda la noche; lo que más me duele es mi madre, que inútilmente trató de alargar su vida sólo para verme. Ya perdí a mi padre estando en el exilio. Ahora me quitan a mi madre, mis hijos, mis hermanos, mi patria. Sin embargo, no me ablandarán. Jamás dejaré de denunciar al régimen cubano”. Cuando regresó a Chile, sin haber podido salir del aeropuerto, Héctor escribió dando las gracias por la solidaridad demostrada ante su caso.

GRACIAS

“Compatriotas, amigos,
Yo, ante todo quiero darles las gracias por el enorme apoyo que he recibido en estos momentos tan difíciles que me están tocando vivir. Pues como ustedes ya saben, mi mamá está a punto de morir, y Fidel Castro me hizo virar desde el aeropuerto sin siquiera permitir que le dejara los medicamentos que le llevaba. Sin dudas que la cantidad de mensajes que he recibido me han ayudado a seguir luchando sin cometer alguna locura.

Sé que miles de cubanos han vivido situaciones peores que la mía. Sin embargo, creo que esta vez tenemos otra gran oportunidad de llamar la atención mundial, demostrando que la maldad de Fidel no tiene límites. Estamos en un momento histórico de la historia de Cuba, con el régimen débil y a punto de morir, donde por primera vez en medio siglo el tirano no da la cara sino que tira la piedra y se esconde. Podemos ganar esta batalla.

Se acuerdan del caso Elián, donde Fidel era el motivo del cual venía huyendo el niño, y al final terminó siendo el “buen hombre” que lo devolvió a su padre. Esa vez él se enfrascó en esa batalla porque sabía que la ganaría, porque era obvio que la justicia devolvería al niño con su padre. Bueno, esta vez debemos hacer algo parecido, jugando su misma carta. Porque no existe ley alguna que le prohíba a un hijo estar con la madre en su lecho de muerte. Así que Dios estará con nosotros. El mundo estará con nosotros. Y Fidel una vez más quedará como el único obstáculo.

Pidamos ayuda a los Presidentes, a las Naciones Unidas, a las Iglesias, a la Cruz Roja , etc. Esto no es un tema político. Aquí no se está votando una ley. Aquí están involucrados los sufrimientos de un hijo y una madre moribunda que quieren darse el último beso. Tan sencillo como eso. Así de fácil. Yo, si me dan la oportunidad, desesperado volvería a atravesar América latina hasta llegar a mi barrio de Cajimaya donde mamita ya no puede ni salir a ver el sol.

Y sé que todavía tengo oportunidad de ver viva a mi mamá, pues Radio Martí logró hablar por teléfono con un familiar mío, y así supimos que ella sigue respirando, esperando por mí. Ni siquiera sabían que a mí me habían deportado de la Habana. Por favor, ayúdenme a llegar a Cuba, porque significará también el reencuentro de aquellos hijos y madres cubanas nunca más volvieron a verse por culpa del régimen”.

DEMASIADO TARDE

Cualquier movilización humana para ayudar a Hector a que viera por última vez a su Señora Madre fue demasiado tarde.

"Estimados amigos, compatriotas
Esta madrugada ha muerto mi mamita, Leoncia Rodríguez, la madre gloriosa que trajo a este mundo a un patriota que va a dedicar cada segundo de su vida a luchar por la libertad de nuestro esclavizado pueblo cubano.
Es tanto el dolor que no me salen lágrimas, pero es mejor así, porque la patria me necesita bien lúcido. Además, les cuento algo, y en esto sí Fidel se equivocó cuando pensó dejarme huérfano. Ella no era única madre, porque ahora me quedan las madres de todos los patriotas cubanos que luchan dentro y fuera de Cuba, y así me lo han hecho saber muchas en los mensajes que me llegan.
Sólo les pido algo. Mi viejita y yo tenemos un deseo, algo que nos ayudará a calmar la impotencia de no poder estar junto a ella en esta hora.
Necesito que la acompañen en su funeral, y en mi nombre propio, una representación de la disidencia interna, con una bandera cubana. Les aseguro, que con eso, me habré sentido como su estuviera yo.
Y si puede ir la prensa extranjera acreditada en Cuba, mi madre ser irá contenta por haberle mostrado al mundo las atrocidades que sufre el único pueblo constitucionalmente esclavo. Se irá gloriosa de representar para el mundo una prueba más de los tantos sufrimientos que Fidel Castro trajo a todas las familias cubanas.
Por favor, háganle saber mis deseos a todos los patriotas dentro de la isla. A ella acaba de morir en el pueblo de Cajimaya, Mayarí. Holguín.
Muchas gracias, y seguimos en la contienda. Esta batalla continúa, porque ahora seguiré reclamando el derecho de besarla en su tumba".