QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

sábado, 31 de octubre de 2009

CAMINO AL CENTENARIO: OPPIANO LICARIO


Como ya dije en un post anterior, en el 2010 se celebrará el centenario del nacimiento de José Lezama Lima. La morada está inmersa en el cúmulo de homenajes que presupone tan importante fecha. Hoy les brindo una breve reflexión de la novela Oppiano Licario.


En 1977 –y con carácter post mortem- se publica la segunda novela de Lezama: Oppiano Licario. Mucho antes de salir a la luz, Oppiano había mostrado su faz en fragmentos : en la revista Unión (La Habana, 1967 y 1969), Siempre (México, 1968) e Índice (Madrid, 1968), lo que demuestra que fue una obra largamente preparada .Oppiano es un personaje de la primera novela lezamiana, el mismo que está al lado de Cemí cuando la muerte del padre y que representa una guía intelectual en el camino poético del joven. Algunos críticos han querido ver en la figura tutelar de Oppiano la representación simbólica de Juan Ramón Jiménez, no obstante los rechazos de Lezama a la teoría.

No se puede estudiar a cabalidad Oppiano Licario como una novela separada de Paradiso, puesto que ambas constituyen un conjunto. El camino emprendido por José Cemí en su búsqueda de la poesía se complementa en esta segunda publicación, donde Oppiano vive después de muerto, al igual que Hernando de Soto –figura histórica que constituye una constante ficcional en la prosa lezamiana. Licario es un genitor de la poesía, un engendrador de imágenes con su presencia mítica y evocadora para Cemí
"Oppiano Licario es la continuación indiscutible de Paradiso. Mejor dicho: es la misma novela con otro título, una segunda entrega en el relato permanentemente iniciado de esa aventura poética y metafísica, el último fragmento imantado que Lezama pudo sumar a lo que hemos llamado su novela-guía, que finalmente quedó inconclusa…Pero el plan general de la obra (que establece catorce capítulos frente a los diez de que consta la parte publicada) sí estaba trazado en un «Esbozo para el Inferno» que se conserva en la Biblioteca Nacional José Martí y que la crítica considera elaborado inmediatamente después de la publicación de Paradiso, entre 1966 y 1968. Incluso mucho antes de esa fecha Lezama había publicado anticipos de lo que luego sería Oppiano Licario, el primero de ellos ya en 1953 en Orígenes y con ese mismo título, y luego en Unión (La Habana, 1967 y 1969), Siempre (México, 1968) e Índice (Madrid, 1968). En principio el título para esa segunda entrega de Paradiso iba a ser Inferno"

Si en su primera novela José Cemí constituye el personaje protagónico, con un periplo de aprendizaje que transcurre desde el paraíso protector de la familia hasta la salida al mundo, en Oppiano es dicho personaje, que le da nombre a la obra, el que constituye una presencia latente del pasado y une los destinos variables de los que lo conocieron. Porque los personajes que aparecen en la segunda novela lezamiana cierran un ciclo que ya se había iniciado en Paradiso y complementan, correlacionan y delimitan hechos esbozados en la primera novela. Cada obra es un discurso individual, con su propio cuerpo, pero existen una serie de fragmentos textuales –dado por las acciones de los personajes y situaciones específicas de los mismos- que se repiten en el segundo libro, como complemento, clarificación y cierre de las historias “inconclusas” de Paradiso. Oppiano es una especie de suma de fragmentos, donde el sistema poético lezamiano y la representación final del mito de la cubanidad concurrente se nutren y asimilan de todos los elementos presentes con anterioridad en su obra. Por eso no debe extrañar que Ynaca y Cemí, en esta última entrega novelesca, lleguen a una relación sexual, pues fue el propio Oppiano quien los presentó en Paradiso y que Cemí, por lo tanto, vaya a ser padre. O que la historia de Fronesis y Lucía –en la que interviene el mito de la vagina dentada - culmine en Oppiano, con el reencuentro de los amantes, el nacimiento del hijo y la muerte de Fronesis. En este sentido, la última novela lezamiana vuelve a retomar a personajes que en Paradiso quedan en la sombra, aparentemente, olvidados por el autor –exceptuando el fragmento de la guagua- y resurgen en la segunda novela en su aventura parisina: Martincillo, Vivo. Este recrear y reficcionar contextos de su prosa anterior habla de una intratextualidad manifiesta en los textos lezamianos que le permite, mediante dicho mecanismo, recobrar la realidad habanera desde otra óptica, una presencia que recuerda, con mucho, la idea cortazariana de Rayuela . Los personajes de Lezama, sin embargo, llevan implícitas las características intrínsecas del lugar donde vivían, como un sello permanente del contexto habanero donde transcurrió gran parte de su vida.
Todos aquellos que convivían en el solar, en la niñez de Vivo habían acampado en su gitanería, como cuando lo hacían frente a Notre Dame… Acostumbrados a vivir en promiscuidad, procuraban siempre juntarse, buscar un motivo central donde ellos pudiesen sentarse o saltar. Es raro que todos hubiesen ido a parar a París… Unos vivían la misma vida que hubiesen podido vivir en La Habana, vulgar, rota, con cotidianidad oficiosa. Otros, iban de sorpresa en sorpresa, más o menos inútiles, como en una montaña rusa.

Otra vez el tema del exilio y la partida, con un tono menos dramático que en otros textos lezamianos pero siempre presente en la realidad cubana. Precisamente, no todos los que marchan fuera del país mejoran en su vida, para algunos es sólo un cambio de paisaje en el que siguen igual. Este fragmento de Oppiano seduce por su carga triste y una alusión muy directa a que, al final, los exiliados se mantienen en una realidad más o menos inútil, hayan triunfado o no en sus nuevos contextos. ¿Concepción lezamiana del exilio, elaborada paso a paso por su vida? Es muy posible que la propia experiencia personal le haya producido este tipo de impresiones de una falsa prosperidad fuera de la patria, que difiere de la presencia paradisíaca de la familia en Jacksonville. Los personajes de Oppiano sobreviven en un exilio que los ha unido causalmente -ese azar cierto en toda la obra lezamiana- que los obliga a juntarse, compartir, más allá de las posibles diferencias culturales o educacionales. Este fenómeno Lezama lo señala intrínsecamente relacionado a la promiscuidad en que vivieron siempre pero es también y, sobre todo, el deseo del exiliado por compartir recuerdos comunes. La propuesta de un mini cosmos que la novela presenta es similar a la de Jacksonville, donde la estirpe de los Olaya mantiene las tradiciones en suelo ajeno pero con la gran diferencia que en Paradiso la familia se mantiene unida en el exilio y en la segunda novela se juntan los amigos y hasta los simples conocidos, unidos todos por el simple sello de la patria donde nacieron. En un contexto que no es cubano se intenta transportar el país de origen al nuevo destino. Son personajes que, a través de la construcción del texto lezamiano, pretenden no sólo recrear una ficcionalidad sino, además, representar una realidad del exiliado. La familia se diluye en Oppiano, se desmembra desde el mismo inicio de la novela debido a las persecuciones políticas.

No sólo a través de la familia se intenta, desde el exilio, mantener la tradición y la cubanidad. Hasta los simples conocidos o vecinos son los encargados de hacer que sobrevivan todos los elementos relacionados con un mito que se escapa en el tiempo. Como todo exilio, el de los cubanos también está inserto en un mundo de olvidos, donde es necesario mantener la memoria viva a través de las tradiciones legadas por los antepasados. La realidad de todas las posibles historias de los exiliados no tiene que ser, exactamente, lo que cuenta Oppiano porque en cada contexto las personas actúan diferente. No obstante, los individuos muestran un universo que se convierte en real a partir del texto, con la presencia de ciertas características de lo cubano que los hace convertirse en arquetipos de lo tradicional: comidas, gestos, maneras de expresarse. La intencionalidad manifiesta de Lezama, a la hora de colocar a sus personajes de Paradiso en un ambiente francés, aparentemente, sin lógica alguna –como él mismo dice, es muy raro que todos hayan ido a parar al mismo lugar- no interesa sino los efectos que tal mecanismo literario ficcional arroja. Es, otra vez, ese azar concurrente que tan bien hace las cosas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

CONTRA LOS DEMONIOS DE LA INFORMACIÓN SECUESTRADA

La noticia corrió por la blogósfera: una columna del periódico cubano Juventud Rebelde digital -por lo que el cubano de a pie ni se enteró- fue retirada al otro día de salir. De nada vale que el artículo hable de posiciones revolucionarias: es un panfleto demasiado valiente. Un arma de doble filo. La censura actuó una vez más. Juzguen uds. mismos

JUVENTUD REBELDE DIGITAL
16 de Octubre del 2009 20:19:38 CDT
Contra los demonios de la información secuestrada

José Alejandro Rodríguez


Voy a soñar, una vez más. Voy a imaginarme que nunca lo he meditado hasta el cansancio. Voy a creerme que vengo a estrenar un enfoque inusitado. Voy a convencerme de que vale la pena seguir bregando por esa preterida criatura llamada información, cautiva entre silencios y controles desmedidos.

La misión del periodista es informar; claro que también opinar, recrear la realidad, describir, narrar… pero antes que todo informar. Porque para desplegar todos los géneros, formas y discursos del periodismo, primero hay que estar informado… e informar.

La información es un deber del periodista y es un derecho del ciudadano, de ese sujeto histórico que ha sostenido esta Revolución, y que nunca como hoy necesita conocer el terreno que pisa y abona, en medio de múltiples complejidades. Nunca como hoy ese Liborio requiere definir y redefinir las coordenadas en que transita su vida. Nunca como hoy urge de la información para poder interactuar con la sociedad y participar en ella, como un sujeto activo, y no como un “pichón” –frase muy en boga por estos días- que espera le suministren su dosis exacta de la información desde arriba.

El problema, -y lo estamos viviendo en Juventud Rebelde- es que la información no escapa a la excesiva centralización de nuestra economía y de la sociedad en general, algo que para nada tiene que ser un fatídico componente genético del socialismo, como algunos creen; más bien lo entorpece en sus potencialidades democráticas. Bien arriba se decide muchas veces qué decir e informar, qué no decir de los grandes temas de la sociedad, aún cuando la terca vida transcurra allá abajo, con sus complejidades.

A estas alturas, da tristeza constatarlo, una ministra puede permitirse rechazar una solicitud de una periodista y cercenar el derecho a más información, asumiendo que ya fue a la Mesa Redonda a desempacarlo todo. O más bien todo lo que se quiere decir. La hiperbolización de la Mesa Redonda como el escenario de la información suprema, es un atentado a la necesaria versatilidad y variedad que distingue al buen periodismo. Esa «mesaredondización» es un aporte redondo a la burocratización del periodismo, con el debido respeto para los colegas de ese espacio, que no son los responsables del fenómeno.

Alguien –juro que no imagino quién es ese alguien- puede decidir que determinadas medidas en el escenario socioeconómico se pongan en práctica, sin una estrategia informacional dirigida hacia el sujeto histórico que las asumirá. Ejemplos sobran de cambios que se han registrado sin la necesaria información en nuestros medios: del proceso de solicitud y entrega de tierras en usufructo, algo que supuestamente dinamizará nuestra agricultura, hubo un instante, dos, tres… ha habido ¿o habrá todavía?, en que no se podía hablar ni apenas mencionar. Se me dijo en esta redacción que venía de arriba.

No se reflejó en los medios el rico proceso de debate promovido por Raúl hace dos años, expresión cimera de nuestra democracia socialista. Tampoco se puede hoy mencionar este último, en el cual militantes del Partido y revolucionarios más allá del carnet, debaten los problemas que aquejan a sus colectivos.

Se convoca a la prensa para que acompañe gregariamente la promoción de la Resolución sobre el pago por resultados del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. Este redactor se emociona con acariciar un rescate de la Ley de Distribución Socialista, que tanto se nos ha alejado: Entrevista al viceministro del MTSS, crea expectativas con aquello de que los que trabajen más y mejor podrán ganar y vivir mejor.

Al final, la aplicación de la Resolución aborta, los burócratas se resisten a complicarse en las normas y las formas de pago móviles. Es más fácil el igualitarismo, lo que te toca. Y nadie explica por qué el pago por rendimiento está obstaculizado en Cuba.

Un reportero, por indicación de sus directivos, acude al Ministerio de Economía y Planificación para que, ante la avalancha de rumores sobre la desaparición de los comedores obreros en la prensa extranjera, con sus enfoques cismáticos y tendenciosos en ciertos casos, ese ministerio confirme si es verdad, y lo fundamente, y si no es verdad lo rebata. El ministro delega en la viceministra, la viceministra le dice al reportero que debe consultarlo con el ministro…Ahí empieza el peloteo, hasta que la viceministra le confiesa al periodista que hay una experiencia en estudio, pero no se desea informar de eso «por ahora». A la semana, aparece en Granma un trabajo al respecto, y el reportero se siente engañado. ¿Será el concepto de la «mesaredondización» o la «granmatitis»? ¿Será que en Granma adquiere majestad suprema la información?

Ejemplos sobrarían, de cuántos funcionarios se abrogan el derecho a decidir qué se puede informar, después de mirar hacia arriba para recibir la extremaunción de la noticia ya muerta. Casi nadie se atreve a informar a la prensa y desplegar relaciones horizontales sin la venia de sus superiores. Y muchas veces la genuflexa cadena transita por varios niveles e instancias…hasta que la noticia ya está sepultada por la propia vida.

Es cierto que la información es un arma de doble filo, porque revela las luces, pero también los hoyos oscuros de la realidad. Pero la información es un bien público, y no podemos sustituirla por la oportuna información permitida, por la información virtual, por la información-propaganda o la información conveniente, la información con pinzas, o como quiera llamársele. La información es información.

En todo caso la información, con todos sus matices, con sus claroscuros, siempre nos hará más eficaces y revolucionarios, más concientes del momento histórico; más preclaros para discernir lo posible de lo imposible, y más participativos; porque todo –incluida la información- no se puede cocinar desde cenáculos. El cubano necesita mirar hacia el futuro, saber qué sucede, y no andar a tientas y a ciegas, a merced del mendrugo de información. El cubano necesita participar activamente, proponer y ser tenido en cuenta, sopesar entre el bien y el mal, para fortalecer su Revolución.

Claro que no hablaré de las culpas de los periodistas, unos más osados, otros más cansados y conformistas. En la medida en que persista este modelo de política informativa restrictivo y controlador, se fomentarán más los desencantos e hibernaciones entre nuestros profesionales.

Y sin información, sin participación del sujeto histórico, es imposible cimentar concientemente un socialismo más pleno y democrático.

Después de todo esto, no vamos a cortarnos las venas de la profesión. El periodista revolucionario tiene que seguir batallando aquí y allá. Si se te cierran las puertas, esa puede ser la noticia. Una alternativa ante la cerrazón es enfocar los fenómenos desde otras fuentes no tan institucionales y tan arriba, desde el pueblo que es el principal sostén de esta Revolución. Y hacerlo con compromiso y seriedad.

Juventud Rebelde ha ganado buen trecho y prestigio en esta pelea cubana contra los demonios de la información secuestrada. ¿Vamos a retroceder? Ese es el desafío mayor para la nueva dirección de este periódico que aún no se sabe, pero que, en definitiva somos todos.

domingo, 11 de octubre de 2009

CUBA, UN PAÍS EN FUGA

Hoy tengo el gusto de presentarles la Editorial de la revista cubana Convivencia, que se realiza en Pinar del Río, Cuba. El subtítulo de la publicación es presentarla como: "un umbral para la ciudadanía y la Sociedad Civil en Cuba". Sociedad civil inexistente y amordazada a la que, últimamente, se le está haciendo un llamado a la unión y la reflexión. Por cuestiones de espacio, tuve que eliminar algunos párrafos pero el sentido principal subsiste en estas palabras: una interpretación del fenómeno de la emigración cubana.

CUBA, UN PAÍS EN FUGA
Convivencia - Editorial

sábado, 03 de octubre de 2009


Hace 50 años Cuba dejó de ser un país receptor de inmigrantes y fue convertida en una nación en fuga. No importa tanto si el exilio es duro o de terciopelo. O si es salir por un programa de refugiados políticos o para una “misión revolucionaria”. Lo que casi todo el mundo quiere, es salir.
Cuba es una nación que se desangra sin parar. El desarraigo es, quizá, el fruto más visible de los 50 años de gobierno totalitario. La fuga es la actitud, el método y la “solución” para cientos de miles de cubanos.
Nos atrevemos a decir que la imparable etnorragia es una de las tragedias nacionales que más daño ha hecho a toda Cuba.
El éxodo masivo ha dañado nuestro pasado porque lo “exilió” haciendo el mayor esfuerzo por borrarlo de la memoria histórica. Todo ha empezado en el 1959 o cuanto más en el 1953. Todo lo del pasado es burgués, mafioso y malo y debe ser borrado. De no poderse borrar, es convertido en “herencia socialista” de los fundadores, puestos en función de autores intelectuales del presente. Una nación a la que se le echa por la borda su memoria, perece como nación, padece de anemia identitaria y sufre la desconexión con el presente que provoca un electroshock cultural.
El éxodo imparable ha dañado nuestro presente porque “exilia” la posibilidad de desarrollo personal de sus hijos e hijas, porque coloca en una supuesta tierra prometida la leche y la miel que de esta Isla, la más fértil y hermosa, pudiera manar como fruto de su trabajo: sin bloqueo interno a la iniciativa de los ciudadanos; sin convertir en delito el carácter emprendedor de los cubanos y cubanas; sin hacer de Cuba un gobierno extraño a la normalidad de la comunidad internacional. Los que quieren mejorar piensan en salir y eso no es normal para un país que quiere mantener su soberanía y su independencia. El presente está en exilio permanente. Se nos fuga entre las manos con la vida.
El éxodo desesperado ha dañado ya nuestro futuro porque “exilia” esperanzas de progreso y felicidad dentro de la Isla. Pensemos en los más jóvenes, en su tristeza cuando miran hacia el porvenir en un país que bloquea los sueños, o que hace disidente y opositor su deseo de pensar con cabeza propia y ser forjadores de su propio futuro. En un país donde disentir, expresarse y tener pequeños proyectos cívicos, religiosos, culturales, económicos o políticos constituye un delito o te hace sospechoso y te convierte en una fuente de “peligrosidad pre-delictiva”, la esperanza se lanza desesperadamente al mar. Prefiere morir ahogada de una vez que morir ahogando cotidianamente sus sueños y aspiraciones. El futuro es cada día que podemos crecer como personas, convivir sin desconfianza, trabajar por nuestra felicidad aquí, y no tener al miedo como policía represor de nuestros sueños. Si todo esto se escapa, con los días y los años… algunos prefieren huir de esta pesadilla policial que caza el persistente “mosquito” de los pequeños proyectos de los emprendedores y deja pasar el maloliente “camello” de la violencia, la corrupción y la mafia emergente.
Lo peor de la tragedia del país-que-se-fuga es que esta escapada ha entrado en la conciencia nacional como la primera alternativa para “salir de esto”. Nada más tener un pequeño tropiezo, nada más ser diferente y llueven las propuestas, las incitaciones: “no seas bobo, lárgate de este país”. ¿Dónde está la Patria, es decir, la tierra de nuestros padres? No hablamos de la Nación, que sabemos que está allá y aquí descuartizada por los que quieren dividirnos para permanecer en el poder. Hablamos de Cuba, el asentamiento geográfico que nos pertenece a todos los de aquí y de allá. Cuba no es sólo de los comunistas o de los revolucionarios, ¿es necesario decirlo?
Esto no significa que todos los que se quedan la aman, ni que todos los que se van, la desaman. Se trata del que acepta en su conciencia, que la “salida” es la única alternativa para Cuba. En fin de cuentas, todos seguimos siendo la nación cubana, en la Isla y en la Diáspora. Y lo que puede empobrecer la Isla, puede enriquecer a la nación errante. Todo nacionalismo cerrado empobrece. Igual que todo desarraigo.
¿Cómo entendemos que un gobierno que puede controlar el espacio aéreo para dos inofensivas avionetas, derribándolas, o puede hundir un remolcador repleto de mujeres y niños, no pueda parar el negocio creciente, eficiente y permanente de tráfico de personas, por las cuatro esquinas del país?
¿Cómo los ciudadanos simples pueden organizarse y logran lanzarse al mar en esas lanchas y el gobierno, con todo el poder y los recursos militares, de guarda fronteras no ha podido pararlos? Sólo detienen por tres días, como un muestreo, a algunos que luego, más rápido que tarde, “logran” escapar. La opinión de todos, dentro y fuera, lancheros y cubanos que “se tiran”, es que las autoridades cubanas no están haciendo lo que deben hacer para cuidar nuestras fronteras y evitar este éxodo masivo de bajo perfil y poca sonoridad. Si no fuera así, entonces ¿por qué la permeabilidad de nuestras costas es sólo en un sentido: hacia fuera? O de lo contrario, ¿esa vulnerabilidad es en ambos sentidos? ¿No hay seguridad en nuestras costas? o ¿es que al no poder organizar un éxodo masivo de alto perfil mediático como Camarioca (1965), Mariel (1980) y la crisis de los balseros (1994), la nueva estrategia es sustituir esas grandes hemorragias arteriales por cientos de miles de sangrías diarias, capilares y silenciosas?
Atención: aquellas hemorragias son escandalosamente visibles y son intervenidas y cerradas de inmediato en urgencias. Estos sangramientos, capilares pero crónicos, son mucho más peligrosos para la vida del cuerpo nacional y nadie se ocupa de ellos, no se ven o no se quieren ver como urgencias. Su solución es pospuesta, o disimulada con compresas o placebos. Incluso con medicación sintomática. Al final, cuando ya no hay cura para etnorragia social, vendrá el lamento de por qué Cuba se ha empobrecido, por qué la anemia perniciosa, por qué se nos murió entre las manos sin quejas, sin cirugías sanadoras, sin ponerse de acuerdo la familia.
Una vez más, queremos ir a las raíces del problema de por qué Cuba es un país en fuga. Sólo identificando las causas profundas y poniendo creatividad en su solución se logrará revertir ese escapismo en arraigo nacional.
Creemos que lo primero es llamar a la conciencia de cada ciudadano. Los problemas de Cuba se solucionan primero aquí y con la ayuda de todos allá. El padre Félix Varela, fundador de nuestra nacionalidad decía con acierto y vigencia impresionantes: Cuando los mejores hijos de país, abandonan la cosa pública, esta es ocupada por los peores hijos del país. No se trata de saber quién es quién. Hay de todo en la Viña del Señor y ese no es el tema. Los que tengan o promuevan una vocación cívica, política, religiosa o humanitaria en Cuba, deben promover el arraigo y descartar la fuga del país como reacción a la represión y el control que esa vocación conlleva en un sistema como el nuestro.
Es necesario identificar la causa mayor y primaria, que no es la conciencia escapista de los ciudadanos sino el bloqueo interno y fundamentalista que sufren por parte de los que ostentan el poder en el país. Esa es la causa más profunda y la raíz de que Cuba se haya transformado de un país receptor de migraciones, a un país en fuga.
Pero surge una pregunta, que pudiera ser: ¿Es este el proceso de discernimiento que hace la mayoría de los cubanos y cubanas que desesperadamente ansían escapar a cualquier lugar, bajo cualquier riesgo?
Una respuesta esperada y deseada es que, independientemente de la causa mayor, cada persona se sienta llamada a permanecer en Cuba, a trabajar por su transición a la democracia, a la apertura económica, al pluralismo social. Que opte en conciencia por quedarse sin vender el alma y sin callar la voz. Todo pacíficamente. Trabajando por hacer posible lo aparentemente imposible. Creyendo en la fuerza de lo pequeño, en la utilidad de la virtud, en la gradualidad de los procesos cívicos. Todo ello con libertad y responsabilidad personales.
El exilio parará. La emigración se invertirá, la nación sanará sus heridas, el día que cambie la estructura totalitaria, libere las fuerzas productivas, deje cesante al policía que en cada silla turca de cada cubano inventa las pesadillas para bloquear los mejores sueños de prosperidad y felicidad.
Creemos que Cuba, los cubanos de todas las orillas, tienen más que suficiente potencial creativo, talante emprendedor, capacidad de recuperación, amor a su Isla, deseos de reemprender el futuro bloqueado y trabajar libremente con sus mentes, sus manos y toda su alma, por la reconstrucción de la tierra más hermosa y más bloqueada que ojos humanos han podido ver.
Construyamos, conjugando la gramática de la inclusión y el consenso, la democracia política y la libertad para la iniciativa económica y la despenalización del pluralismo social y cultural, y Cuba dejará de ser un país en fuga para convertirse, poco a poco, en un Hogar nacional que haga realidad cotidiana la siempre recordada profecía de Ezequiel:
“Los recogeré de entre las naciones,
los reuniré y los conduciré a su tierra.
Derramaré sobre ustedes agua purificadora y quedarán purificados
Les daré un corazón nuevo,
Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo
Habitarán en la tierra que yo di a sus padres
Los limpiaré de sus manchas
Mandaré trigo y lo multiplicaré
Y no les dejaré pasar más hambre
Multiplicaré los frutos y los productos del campo,
Y no serán más humillados ante los demás pueblos
Infundiré mi espíritu en ustedes y volverán a vivir,
Y los estableceré sobre su tierra,
Y ustedes entonces sabrán que yo, Yavé,
Lo digo y lo pongo por obra”
(Cf. Ezequiel 36 y ss)
Pinar del Río, 4 de agosto de 2009
http://convivenciacuba.es/component/option,com_frontpage/Itemid,1/

sábado, 3 de octubre de 2009

DEL OTRO LADO, MI VIDA EN LA FERIA DE XALAPA




Hoy tengo el gusto de presentarles el texto que leyó mi editora, Nina Crangle, en la Feria Internacional del Libro de Xalapa, donde presentamos, en septiembre, la novela Del otro lado, mi vida. Próximamente les contaré en qué lugares pueden adquirirla.

Muchas gracias a Nina por su texto y a Odette por sus palabras, que podrán leer más adelante en la revista Aeda.



La isla alucinante

Yamilet García Zamora recrea en su obra un fragmento de la historia de la isla caribeña que tiene como escenario uno de los espacios más emblemáticos de La Habana, su capital. El Castillo del Morro de esa ciudad marina será el puente entre el siglo XVIII y los primeros años del siglo que transcurre. La autora ha optado por un argumento de corte policiaco en el que figuran un oficial de la policía, un médico forense, un asesino múltiple y una jinetera. A partir del hallazgo de cuerpos sin cabeza, algo que no puede ser casual en Cuba –se dicen los agentes encargados de la investigación (aunque sí cotidiano en México)–, el lector descubrirá que los crímenes en lo sucesivo poseen su propia lógica, pues los implicados no siempre pertenecen a este mundo.
Pero volvamos al castillo del Morro, esa fortaleza clave para la Corona española y sus posesiones de ultramar, para la corta vida independiente de la república de Cuba y para los inicios del actual régimen, prisión y paredón para los fusilamientos de los opositores a la Revolución. En un momento del siglo XVIII, El Morro sería el punto de un encuentro predeterminado por el destino, el de Juan Pontón (oficial de la Corona) y María Josefa, mulata y esclava. A partir de este encuentro de trágico final, Yamilet da vida a estos personajes situándolos en la época actual. Así, Juan (un padrote con trastorno esquizoide de la personalidad) y Helena (médico familiar, que sirve a la Revolución durante el día; de noche, jinetera al servicio de los turistas extranjeros y obsesionada con escapar de la isla) serán los protagonistas destinados a darle continuidad a un amor frustrado por la Historia más de dos siglos atrás.
Del otro lado, mi vida no es sólo una historia de policías y asesinos, contiene humor y erotismo, esa mezcla deliciosa tan bien resuelta por nuestra autora; Yamilet recurre a otro ingrediente con igual acierto: sus personajes, hijos de una revolución marxista, dialéctica y atea son practicantes de rituales africanos, aquellos que tienen como figura tutelar a Yemayá, deidad que convoca e invoca a los ausentes.
Ya desde el título, pienso, Yamilet nos dice algo más de todo aquello que surge por aquí y por allá a lo largo de la novela, solo y sin necesidad de forzar nada: como Helena, un personaje que representa de alguna manera el espíritu de una generación atrapada en una isla que precisa de mejores y efectivos rituales para hallarle un sentido auténtico a la existencia en un país sin memoria. Porque Yamilet parece decirnos una y otra vez: “Los aparecidos y los fantasmas sólo deberían habitar en los castillos”.
La primera frase con la que inicia Juan Malpartida el epílogo a ¿Qué edad cumple la luz esta mañana? del poeta cubano Orlando González Esteva, más que una re-afirmación sus palabras nos revelan la dimensión de una herida histórica: “Los cubanos, ciertos cubanos, parecen condenados a tener dos patrias: Cuba y la noche, Cuba y cualquier otro lugar, terrenal o celeste”. Los personajes de Yamilet García pertenecen a esa estirpe.

Nina Crangle