QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

jueves, 31 de diciembre de 2009

ÚLTIMO DÍA DEL AÑO... VAMOS A CHOTEAR

Despedimos el 2009 con promesas incumplidas y sueños insatisfechos. Pero lo pasado no debe perturbarnos. Una nueva década comienza y nuevas expectaivas se avecinan. Como humanos, siempre aspiramos al mañana, al quizás, al ahora sí lo lograremos. Y es cierto, nos espera un año mejor, donde creceremos en todos los aspectos.

Y nada mejor para despedir el año que la risa. Que nunca nos falte, pase lo que pase.

FELIZ 2010. POR UNA DÉCADA DE CARCAJADAS.

Competencia de disciplina
Se lleva a cabo una competencia de disciplina entre los
ejércitos ruso, americano y cubano.
El sargento ruso llama a Iván Petrovich. Éste se cuadra y
el sargento le mete un pisotón de espanto. Petrovich ni se
inmuta.
El sargento americano llama a Peter Smith. Éste se cuadra
y el sargento le mete un culatazo en el pie. Smith ni se
inmuta.
El sargento cubano llama a Pedro Pérez. Éste se cuadra y
el sargento le atraviesa el zapato con la bayoneta. Pérez ni
se inmuta.
—¡Ño, ése sí que es guapo! —le dice un soldado a otro
—Qué guapo ni guapo… calza el seis y le dieron botas del
nueve y medio…

Igual en Miami que en Cuba
Fidel manda a un espía a Miami para averiguar por qué
todos los cubanos se quieren ir para allá. Al poco tiempo el
espía regresa a Cuba y le reporta a Fidel:
—Comandante, la vida en Miami es igualita que aquí.
—¿Cómo?
—Si no tienes dólares, te quedas sin comer.

La fuga del pollo y el huevo…
Un pollo y un huevo se escapan de la finca, pero con tan
mala suerte que fueron divisados en una calle de La
Habana por una horda de ciudadanos hambrientos.
Después de una tenaz persecución logran evadir a la
multitud, escondiéndose en una alcantarilla.
Al cabo de un rato ven pasar un bistec calle abajo.
—Oiga, Sr. Bistec, hay una horda de hambrientos por aquí,
venga para acá con nosotros, que aquí estará seguro.
—No se preocupen, —responde el bistec—, nadie tiene
tanta memoria como para recordarme.


¿Por qué Fidel no permite Internet en Cuba?
Porque los cubanos se escaparían navegando.



jueves, 24 de diciembre de 2009

¿EXISTE SANTA?


Corría el año 1897 y una niña de ocho años, Virgina O´Hanlon, decidió escribirle una carta al periódico The Sun con una sencilla pregunta, la misma que miles de niños hicieron y siguen haciendo en todas partes:
"Querido editor — Tengo 8 años.
Algunos de mis amiguitos dicen que Santa Claus no existe.
Mi papá dice: ‘Si lo ves en The Sun, entonces es que existe’.
Por favor díganme la verdad. ¿Existe Santa Claus?"
Virginia O’Hanlon

La respuesta a la niña se convirtió en el más famoso editorial del periodismo norteamericano.A petición de los lectores se reproducía cada año, hasta el momento del cierre del periódico, en 1950.
Sin embargo, no fue hasta después del fallecimiento de Francis Pharcellus Church, en 1906, que se conoció que él era el autor de la respuesta a la carta de Virginia, transformada en una maravillosa composición literaria.

“… Virginia , tus amiguitos se equivocan. El escepticismo de una época escéptica les ha afectado. Sólo creen lo que ven. Piensan que todo lo que no sea comprensible por sus pequeñas mentes no puede ser. Todas las mentes, Virginia, tanto si son adultas como infantiles, son pequeñas. En este gran universo nuestro, el hombre, su intelecto, no es más que un insecto, una hormiga, si se compara con el mundo ilimitado que tiene ante sí, si se mide por una inteligencia capaz de captar toda la verdad y el conocimiento”.
Sí Virginia, Santa Claus existe. Es tan cierto como que existen el amor, la generosidad y la lealtad; y tu sabes que abundan y que le proporcionan a tu vida la mayor belleza y alegría. ¡Ay! ¡Qué triste sería el mundo si no existiera Santa Claus! Sería tan deprimente como si no hubiera Virginias . Porque entonces no conoceríamos la fe de los niños, ni la poesía, ni la fantasía que hace tolerable esta existencia. No podríamos disfrutar, excepto de lo que pudiéramos sentir y ver. Se apagaría la luz eterna con la que la infancia ilumina el mundo”.
¡No creer en Santa Claus! ¡También podrías no creer en las hadas! Podrías hacer que tu papá contratara a hombres que, en Nochebuena, vigilaran todas las chimeneas para atrapar a Santa Claus; pero aunque no lo vieran descendiendo por una de ellas, ¿eso qué probaría? Nadie ve a Santa Claus, pero eso no quiere decir que Santa Claus no exista. Las cosas más reales del mundo son aquellas que ni los niños ni los adultos podemos ver. ¿Has visto alguna vez a un hada bailando en un prado? Por supuesto que no, pero eso no prueba su inexistencia. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas del mundo que se mantienen ocultas o son invisibles”.
Puedes romper el sonajero del bebé y mirar lo que produce el sonido en su interior, pero hay un velo que cubre el mundo oculto que ni el más fuerte de los hombres, ni siquiera la unión de la fuerza de todos los hombres más fuertes que hayan existido, podría romper. Sólo la fe, la poesía, el amor, el romance, pueden abrir ese telón para ver e imaginar la belleza sobrenatural y la gloria que hay tras él. ¿Será real? ¡Ah!, Virginia , nada en este mundo puede ser mas real y más duradero.
¿Qué no existe Santa Claus? Gracias a Dios, existe y ¡existirá para siempre! De aquí a mil años, Virginia , ¡no! de aquí a diez veces diez mil años, él continuará alegrando el corazón de los niños.
The New York Sun
Septiembre 21, 1897

lunes, 14 de diciembre de 2009

QUE LA PAZ REINE

Un saludo Navideño a todos los amigos lectores del blog; a los cercanos y los lejanos.

Estamos en fechas de fiestas, donde la familia se reúne y se trazan los planes del mañana. Donde sacamos cuenta de un año que termina y ciframos las esperanzas en un futuro cada vez más incierto. Pero muchos no se podrán ver en estos días y sólo con el corazón estaremos reunidos. Espero que la separación no se alargue más y seamos muy pronto UNA SOLA FAMILIA CUBANA.

Un voto por la Paz y la tolerancia. Hoy, más que nunca, debemos pedir por un país unido y sin guerras fraticidas.Nadie tiene derecho a separarnos ni a echarnos a luchar. Es parte del espíritu navideño que nos debe cobijar, hoy y siempre.

Un deseo, sólo uno, para mi sufrida tierra, al estilo de nuestros mambises:

VIVA CUBA LIBRE.

viernes, 11 de diciembre de 2009

CONCURSO JUSTO VASCO


V CONCURSO DE RELATOS JUSTO VASCO
La asociación Novelpol convoca al premio de relato corto cuyas bases
son las que siguen:


1. La Asociación Cultural NOVELPOL (Amigos de la Literatura Policial)
convoca el V Concurso de Relatos Cortos “Justo Vasco”, en el que se
valorará la calidad literaria y originalidad de los trabajos.



2. Podrán participar todas las personas que lo deseen, sin distinción
de edad, sexo o nacionalidad.

3. Todos los trabajos, sin excepción, han de ser inéditos, no haber
sido premiados en ningún otro concurso, estar escritos en lengua
castellana y pertenecer al género negro, policial o criminal.

4. Cada autor podrá participar con un máximo de dos relatos.

5. Todos los trabajos han de estar mecanografiados con fuente de doce
puntos y en ningún caso podrán sobrepasar los 17.000 caracteres
incluidos los espacios.

6. Los relatos, que no podrán llevar firma ni señal alguna que
denuncie su procedencia, serán enviados a la dirección electrónica
novelpolrelatos2009@yahoo.es en un mensaje que llevará como asunto el
título del relato, adjuntándose en el correo un archivo en formato
word para Windows que contendrá el relato. Dicho archivo de word
llevará igualmente como nombre el título del relato. El participante
deberá enviar asimismo otro mensaje a la dirección electrónica
plicasnovelpol2009@yahoo.es, con el mismo asunto y adjuntando un
archivo en formato word que llevará como nombre el mismo título del
relato seguido de la palabra PLICA. Este archivo contendrá los datos
personales del autor: nombre y apellidos, DNI, dirección física
completa, teléfono y dirección de correo electrónico.

7. No será admitido a concurso ningún relato que no cumpla las
condiciones establecidas en estas Bases.

8. Se enviará e-mail de confirmación de recibo a todos los
participantes.

9. El plazo de recepción de los trabajos se cerrará el día 31 de Enero
de 2010. Cualquier relato recibido con posterioridad a esa fecha no
será tenido en cuenta.

10. La decisión del Jurado, que será inapelable, se hará pública antes
del 30 de Abril de 2010, y se comunicará a los participantes por los
medios que la organización considere adecuados.

11. De acuerdo con la decisión del Jurado, de entre todos los relatos
recibidos serán escogidos cinco finalistas, entre los que será elegido
el relato ganador, que recibirá un premio en metálico de 250 euros.

12. El premio podrá ser declarado desierto, pero en cualquier caso se
escogerán cinco finalistas. Si esto sucediera, cada finalista
recibiría la suma de 50 euros.

13. Todos los relatos recibidos estarán en propiedad de la Asociación
Cultural NOVELPOL desde el momento de su recepción hasta el fallo del
Jurado. Si cualquiera de los trabajos presentados apareciese publicado
o recibiese un premio o mención en otro concurso en ese plazo, quedará
automáticamente descalificado.

14. Los trabajos finalistas serán publicados por la Asociación
Cultural NOVELPOL, ya sea en formato digital o impreso. NOVELPOL se
reserva el derecho de publicación de otros relatos si así lo considera
oportuno.

15. La composición del Jurado se dará a conocer en el momento de
anunciar el ganador del concurso.

16. El Jurado podrá resolver aquellas situaciones no contempladas en
las presentes Bases, así como las dudas que se planteen sobre su
interpretación.

17. La participación en este concurso supone la aceptación de todos
los puntos de estas bases

sábado, 5 de diciembre de 2009

LOS HÉROES SIGUEN MURIENDO


Tenía yo sólo ocho años cuando el golpe militar de Chile. ¿De qué se puede acordar una niña de ocho años, qué puede saber de lo que está pasando? Pero mis recuerdos de aquel septiembre de 1973 son nítidos, tan claros como los que guardo de octubre de 1967, cuando sólo tenía dos años y amanecí con la ciudad llena de fotos del Che. En aquella ocasión, le pregunté a mi mamá quién era y supe del guerrillero asesinado. Parece imposible, pero es cierto: ése es mi primer recuerdo. Después, serían los aviones bombardeando La Moneda, el último discurso de Allende escuchado en un radio, la pena infinita por los muertos.

Por esos días, Víctor Jara era presencia constante en la Televisión cubana. Quise saber de él y me dijeron que le habían cortado las manos. Poco después, supe de su muerte y la imagen de Jara sin manos persiguió mis sueños y mis angustias. Treinta y seis años después, Víctor Jara es trasladado a su morada definitiva, en un entierro multitudinario que nos recuerda que las dictaduras –sean de izquierda o de derecha- son el escarnio de la Humanidad. No hay razones para las muertes pasadas, como no las hay para las presentes. Un Jara sin manos es tan aberrante como un grupo de niños asesinados en el Remolcador 13 de Marzo hace ya 15 años. Los culpables nunca pagan sus deudas, mueren en sus camas, rodeados de familiares y hasta aplaudidos por muchos.

No podemos olvidar. No podemos permitir los nuevos asesinatos, llámense Brigadas de respuesta rápida, mítines de repudio o fusilamientos por el simple acto de intentar escapar. Víctor Jara es un símbolo de lo que no se debe repetir y deberíamos entender el mensaje porque todavía hay miles de presos, torturados y asesinados por sus ideas en el Mundo. Somos capaces de llorar a Jara pero no nos atrevemos a hablar de los otros, de los que todavía están vivos y perecen en cárceles inmundas en nombre de un inexistente ideal y de una falsa utopía.

Treinta y seis años después, una fría mañana de julio, me paré frente a La Moneda y sentí sobre mis hombros todo el horror del poder desatado. Pensé en la Isla prisionera. Lloré por Allende, que a pesar de todo, fue incapaz de lanzar a su pueblo a una guerra civil –como muchos querían; que, a pesar de todo, defendió y murió por sus ideas sin inmolar a su pueblo. Lloré por Jara, que atravesó mis sueños infantiles sin manos buscando a Amanda. Pero aquella mañana de julio todos mis pensamientos fueron hacia Cuba y su gente, los vivos que mueren día a día y los muertos que no tienen sepultura.

martes, 1 de diciembre de 2009

LA CIUDAD MÁS OSCURA DEL DESIERTO

Poso los pies en las calles del recuerdo. Porque en cada esquina derramé un ápice de vida y hoy sólo lloran edificios sin rostros. Los que fueron ya no están y los que están apenas son sombras. Pienso en la otra ciudad, la que cobija mis sueños desde hace doce años y una nube me alcanza y me cerca, dividida entre dos mundos tan diferentemente apocalípticos. No puedo ver a mi ciudad sin sentir rencor por sus captores, sin enjuiciarlos por las lágrimas de tantos. No puedo respirar mi otra ciudad sin que el dolor me alcance al pensar en la primigenia. Son dos ciudades en un universo hambriento de futuros inciertos. Pero en la ciudad más oscura del desierto gravita mi vida, mis anhelos y mis más profundos dolores. Habita, también, el deseo por el crecimiento. Un deseo que me corrompe los sueños y me quita el aliento.

Volveremos un día e iluminaremos a los muertos. O volveremos muertos y nos iluminará el recuerdo. No lo sé bien. En la ciudad más oscura del desierto nadie sabe nada. Todo se ignora. Todo es ahora. No hay resquicios para lo hipotético.

Pero es mi sangre y mi savia. La angustia por ellos, los seres de las sombras que desconocen el mundo. Por los que nacen sin culpas y se llenan de odios muy temprano. Por los que se niegan a odiar y son esculpidos en la ignominia. Por los amores truncos y las miradas que sucumben. Porque el mar es una barrera que nos aniquila. Porque la ciudad se hunde y muchos serán los muertos.

Y yo, náufraga de una utopía asesina, transformo mi agonía en palabras sin destino en un mundo sólo de recuerdos.

sábado, 31 de octubre de 2009

CAMINO AL CENTENARIO: OPPIANO LICARIO


Como ya dije en un post anterior, en el 2010 se celebrará el centenario del nacimiento de José Lezama Lima. La morada está inmersa en el cúmulo de homenajes que presupone tan importante fecha. Hoy les brindo una breve reflexión de la novela Oppiano Licario.


En 1977 –y con carácter post mortem- se publica la segunda novela de Lezama: Oppiano Licario. Mucho antes de salir a la luz, Oppiano había mostrado su faz en fragmentos : en la revista Unión (La Habana, 1967 y 1969), Siempre (México, 1968) e Índice (Madrid, 1968), lo que demuestra que fue una obra largamente preparada .Oppiano es un personaje de la primera novela lezamiana, el mismo que está al lado de Cemí cuando la muerte del padre y que representa una guía intelectual en el camino poético del joven. Algunos críticos han querido ver en la figura tutelar de Oppiano la representación simbólica de Juan Ramón Jiménez, no obstante los rechazos de Lezama a la teoría.

No se puede estudiar a cabalidad Oppiano Licario como una novela separada de Paradiso, puesto que ambas constituyen un conjunto. El camino emprendido por José Cemí en su búsqueda de la poesía se complementa en esta segunda publicación, donde Oppiano vive después de muerto, al igual que Hernando de Soto –figura histórica que constituye una constante ficcional en la prosa lezamiana. Licario es un genitor de la poesía, un engendrador de imágenes con su presencia mítica y evocadora para Cemí
"Oppiano Licario es la continuación indiscutible de Paradiso. Mejor dicho: es la misma novela con otro título, una segunda entrega en el relato permanentemente iniciado de esa aventura poética y metafísica, el último fragmento imantado que Lezama pudo sumar a lo que hemos llamado su novela-guía, que finalmente quedó inconclusa…Pero el plan general de la obra (que establece catorce capítulos frente a los diez de que consta la parte publicada) sí estaba trazado en un «Esbozo para el Inferno» que se conserva en la Biblioteca Nacional José Martí y que la crítica considera elaborado inmediatamente después de la publicación de Paradiso, entre 1966 y 1968. Incluso mucho antes de esa fecha Lezama había publicado anticipos de lo que luego sería Oppiano Licario, el primero de ellos ya en 1953 en Orígenes y con ese mismo título, y luego en Unión (La Habana, 1967 y 1969), Siempre (México, 1968) e Índice (Madrid, 1968). En principio el título para esa segunda entrega de Paradiso iba a ser Inferno"

Si en su primera novela José Cemí constituye el personaje protagónico, con un periplo de aprendizaje que transcurre desde el paraíso protector de la familia hasta la salida al mundo, en Oppiano es dicho personaje, que le da nombre a la obra, el que constituye una presencia latente del pasado y une los destinos variables de los que lo conocieron. Porque los personajes que aparecen en la segunda novela lezamiana cierran un ciclo que ya se había iniciado en Paradiso y complementan, correlacionan y delimitan hechos esbozados en la primera novela. Cada obra es un discurso individual, con su propio cuerpo, pero existen una serie de fragmentos textuales –dado por las acciones de los personajes y situaciones específicas de los mismos- que se repiten en el segundo libro, como complemento, clarificación y cierre de las historias “inconclusas” de Paradiso. Oppiano es una especie de suma de fragmentos, donde el sistema poético lezamiano y la representación final del mito de la cubanidad concurrente se nutren y asimilan de todos los elementos presentes con anterioridad en su obra. Por eso no debe extrañar que Ynaca y Cemí, en esta última entrega novelesca, lleguen a una relación sexual, pues fue el propio Oppiano quien los presentó en Paradiso y que Cemí, por lo tanto, vaya a ser padre. O que la historia de Fronesis y Lucía –en la que interviene el mito de la vagina dentada - culmine en Oppiano, con el reencuentro de los amantes, el nacimiento del hijo y la muerte de Fronesis. En este sentido, la última novela lezamiana vuelve a retomar a personajes que en Paradiso quedan en la sombra, aparentemente, olvidados por el autor –exceptuando el fragmento de la guagua- y resurgen en la segunda novela en su aventura parisina: Martincillo, Vivo. Este recrear y reficcionar contextos de su prosa anterior habla de una intratextualidad manifiesta en los textos lezamianos que le permite, mediante dicho mecanismo, recobrar la realidad habanera desde otra óptica, una presencia que recuerda, con mucho, la idea cortazariana de Rayuela . Los personajes de Lezama, sin embargo, llevan implícitas las características intrínsecas del lugar donde vivían, como un sello permanente del contexto habanero donde transcurrió gran parte de su vida.
Todos aquellos que convivían en el solar, en la niñez de Vivo habían acampado en su gitanería, como cuando lo hacían frente a Notre Dame… Acostumbrados a vivir en promiscuidad, procuraban siempre juntarse, buscar un motivo central donde ellos pudiesen sentarse o saltar. Es raro que todos hubiesen ido a parar a París… Unos vivían la misma vida que hubiesen podido vivir en La Habana, vulgar, rota, con cotidianidad oficiosa. Otros, iban de sorpresa en sorpresa, más o menos inútiles, como en una montaña rusa.

Otra vez el tema del exilio y la partida, con un tono menos dramático que en otros textos lezamianos pero siempre presente en la realidad cubana. Precisamente, no todos los que marchan fuera del país mejoran en su vida, para algunos es sólo un cambio de paisaje en el que siguen igual. Este fragmento de Oppiano seduce por su carga triste y una alusión muy directa a que, al final, los exiliados se mantienen en una realidad más o menos inútil, hayan triunfado o no en sus nuevos contextos. ¿Concepción lezamiana del exilio, elaborada paso a paso por su vida? Es muy posible que la propia experiencia personal le haya producido este tipo de impresiones de una falsa prosperidad fuera de la patria, que difiere de la presencia paradisíaca de la familia en Jacksonville. Los personajes de Oppiano sobreviven en un exilio que los ha unido causalmente -ese azar cierto en toda la obra lezamiana- que los obliga a juntarse, compartir, más allá de las posibles diferencias culturales o educacionales. Este fenómeno Lezama lo señala intrínsecamente relacionado a la promiscuidad en que vivieron siempre pero es también y, sobre todo, el deseo del exiliado por compartir recuerdos comunes. La propuesta de un mini cosmos que la novela presenta es similar a la de Jacksonville, donde la estirpe de los Olaya mantiene las tradiciones en suelo ajeno pero con la gran diferencia que en Paradiso la familia se mantiene unida en el exilio y en la segunda novela se juntan los amigos y hasta los simples conocidos, unidos todos por el simple sello de la patria donde nacieron. En un contexto que no es cubano se intenta transportar el país de origen al nuevo destino. Son personajes que, a través de la construcción del texto lezamiano, pretenden no sólo recrear una ficcionalidad sino, además, representar una realidad del exiliado. La familia se diluye en Oppiano, se desmembra desde el mismo inicio de la novela debido a las persecuciones políticas.

No sólo a través de la familia se intenta, desde el exilio, mantener la tradición y la cubanidad. Hasta los simples conocidos o vecinos son los encargados de hacer que sobrevivan todos los elementos relacionados con un mito que se escapa en el tiempo. Como todo exilio, el de los cubanos también está inserto en un mundo de olvidos, donde es necesario mantener la memoria viva a través de las tradiciones legadas por los antepasados. La realidad de todas las posibles historias de los exiliados no tiene que ser, exactamente, lo que cuenta Oppiano porque en cada contexto las personas actúan diferente. No obstante, los individuos muestran un universo que se convierte en real a partir del texto, con la presencia de ciertas características de lo cubano que los hace convertirse en arquetipos de lo tradicional: comidas, gestos, maneras de expresarse. La intencionalidad manifiesta de Lezama, a la hora de colocar a sus personajes de Paradiso en un ambiente francés, aparentemente, sin lógica alguna –como él mismo dice, es muy raro que todos hayan ido a parar al mismo lugar- no interesa sino los efectos que tal mecanismo literario ficcional arroja. Es, otra vez, ese azar concurrente que tan bien hace las cosas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

CONTRA LOS DEMONIOS DE LA INFORMACIÓN SECUESTRADA

La noticia corrió por la blogósfera: una columna del periódico cubano Juventud Rebelde digital -por lo que el cubano de a pie ni se enteró- fue retirada al otro día de salir. De nada vale que el artículo hable de posiciones revolucionarias: es un panfleto demasiado valiente. Un arma de doble filo. La censura actuó una vez más. Juzguen uds. mismos

JUVENTUD REBELDE DIGITAL
16 de Octubre del 2009 20:19:38 CDT
Contra los demonios de la información secuestrada

José Alejandro Rodríguez


Voy a soñar, una vez más. Voy a imaginarme que nunca lo he meditado hasta el cansancio. Voy a creerme que vengo a estrenar un enfoque inusitado. Voy a convencerme de que vale la pena seguir bregando por esa preterida criatura llamada información, cautiva entre silencios y controles desmedidos.

La misión del periodista es informar; claro que también opinar, recrear la realidad, describir, narrar… pero antes que todo informar. Porque para desplegar todos los géneros, formas y discursos del periodismo, primero hay que estar informado… e informar.

La información es un deber del periodista y es un derecho del ciudadano, de ese sujeto histórico que ha sostenido esta Revolución, y que nunca como hoy necesita conocer el terreno que pisa y abona, en medio de múltiples complejidades. Nunca como hoy ese Liborio requiere definir y redefinir las coordenadas en que transita su vida. Nunca como hoy urge de la información para poder interactuar con la sociedad y participar en ella, como un sujeto activo, y no como un “pichón” –frase muy en boga por estos días- que espera le suministren su dosis exacta de la información desde arriba.

El problema, -y lo estamos viviendo en Juventud Rebelde- es que la información no escapa a la excesiva centralización de nuestra economía y de la sociedad en general, algo que para nada tiene que ser un fatídico componente genético del socialismo, como algunos creen; más bien lo entorpece en sus potencialidades democráticas. Bien arriba se decide muchas veces qué decir e informar, qué no decir de los grandes temas de la sociedad, aún cuando la terca vida transcurra allá abajo, con sus complejidades.

A estas alturas, da tristeza constatarlo, una ministra puede permitirse rechazar una solicitud de una periodista y cercenar el derecho a más información, asumiendo que ya fue a la Mesa Redonda a desempacarlo todo. O más bien todo lo que se quiere decir. La hiperbolización de la Mesa Redonda como el escenario de la información suprema, es un atentado a la necesaria versatilidad y variedad que distingue al buen periodismo. Esa «mesaredondización» es un aporte redondo a la burocratización del periodismo, con el debido respeto para los colegas de ese espacio, que no son los responsables del fenómeno.

Alguien –juro que no imagino quién es ese alguien- puede decidir que determinadas medidas en el escenario socioeconómico se pongan en práctica, sin una estrategia informacional dirigida hacia el sujeto histórico que las asumirá. Ejemplos sobran de cambios que se han registrado sin la necesaria información en nuestros medios: del proceso de solicitud y entrega de tierras en usufructo, algo que supuestamente dinamizará nuestra agricultura, hubo un instante, dos, tres… ha habido ¿o habrá todavía?, en que no se podía hablar ni apenas mencionar. Se me dijo en esta redacción que venía de arriba.

No se reflejó en los medios el rico proceso de debate promovido por Raúl hace dos años, expresión cimera de nuestra democracia socialista. Tampoco se puede hoy mencionar este último, en el cual militantes del Partido y revolucionarios más allá del carnet, debaten los problemas que aquejan a sus colectivos.

Se convoca a la prensa para que acompañe gregariamente la promoción de la Resolución sobre el pago por resultados del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. Este redactor se emociona con acariciar un rescate de la Ley de Distribución Socialista, que tanto se nos ha alejado: Entrevista al viceministro del MTSS, crea expectativas con aquello de que los que trabajen más y mejor podrán ganar y vivir mejor.

Al final, la aplicación de la Resolución aborta, los burócratas se resisten a complicarse en las normas y las formas de pago móviles. Es más fácil el igualitarismo, lo que te toca. Y nadie explica por qué el pago por rendimiento está obstaculizado en Cuba.

Un reportero, por indicación de sus directivos, acude al Ministerio de Economía y Planificación para que, ante la avalancha de rumores sobre la desaparición de los comedores obreros en la prensa extranjera, con sus enfoques cismáticos y tendenciosos en ciertos casos, ese ministerio confirme si es verdad, y lo fundamente, y si no es verdad lo rebata. El ministro delega en la viceministra, la viceministra le dice al reportero que debe consultarlo con el ministro…Ahí empieza el peloteo, hasta que la viceministra le confiesa al periodista que hay una experiencia en estudio, pero no se desea informar de eso «por ahora». A la semana, aparece en Granma un trabajo al respecto, y el reportero se siente engañado. ¿Será el concepto de la «mesaredondización» o la «granmatitis»? ¿Será que en Granma adquiere majestad suprema la información?

Ejemplos sobrarían, de cuántos funcionarios se abrogan el derecho a decidir qué se puede informar, después de mirar hacia arriba para recibir la extremaunción de la noticia ya muerta. Casi nadie se atreve a informar a la prensa y desplegar relaciones horizontales sin la venia de sus superiores. Y muchas veces la genuflexa cadena transita por varios niveles e instancias…hasta que la noticia ya está sepultada por la propia vida.

Es cierto que la información es un arma de doble filo, porque revela las luces, pero también los hoyos oscuros de la realidad. Pero la información es un bien público, y no podemos sustituirla por la oportuna información permitida, por la información virtual, por la información-propaganda o la información conveniente, la información con pinzas, o como quiera llamársele. La información es información.

En todo caso la información, con todos sus matices, con sus claroscuros, siempre nos hará más eficaces y revolucionarios, más concientes del momento histórico; más preclaros para discernir lo posible de lo imposible, y más participativos; porque todo –incluida la información- no se puede cocinar desde cenáculos. El cubano necesita mirar hacia el futuro, saber qué sucede, y no andar a tientas y a ciegas, a merced del mendrugo de información. El cubano necesita participar activamente, proponer y ser tenido en cuenta, sopesar entre el bien y el mal, para fortalecer su Revolución.

Claro que no hablaré de las culpas de los periodistas, unos más osados, otros más cansados y conformistas. En la medida en que persista este modelo de política informativa restrictivo y controlador, se fomentarán más los desencantos e hibernaciones entre nuestros profesionales.

Y sin información, sin participación del sujeto histórico, es imposible cimentar concientemente un socialismo más pleno y democrático.

Después de todo esto, no vamos a cortarnos las venas de la profesión. El periodista revolucionario tiene que seguir batallando aquí y allá. Si se te cierran las puertas, esa puede ser la noticia. Una alternativa ante la cerrazón es enfocar los fenómenos desde otras fuentes no tan institucionales y tan arriba, desde el pueblo que es el principal sostén de esta Revolución. Y hacerlo con compromiso y seriedad.

Juventud Rebelde ha ganado buen trecho y prestigio en esta pelea cubana contra los demonios de la información secuestrada. ¿Vamos a retroceder? Ese es el desafío mayor para la nueva dirección de este periódico que aún no se sabe, pero que, en definitiva somos todos.

domingo, 11 de octubre de 2009

CUBA, UN PAÍS EN FUGA

Hoy tengo el gusto de presentarles la Editorial de la revista cubana Convivencia, que se realiza en Pinar del Río, Cuba. El subtítulo de la publicación es presentarla como: "un umbral para la ciudadanía y la Sociedad Civil en Cuba". Sociedad civil inexistente y amordazada a la que, últimamente, se le está haciendo un llamado a la unión y la reflexión. Por cuestiones de espacio, tuve que eliminar algunos párrafos pero el sentido principal subsiste en estas palabras: una interpretación del fenómeno de la emigración cubana.

CUBA, UN PAÍS EN FUGA
Convivencia - Editorial

sábado, 03 de octubre de 2009


Hace 50 años Cuba dejó de ser un país receptor de inmigrantes y fue convertida en una nación en fuga. No importa tanto si el exilio es duro o de terciopelo. O si es salir por un programa de refugiados políticos o para una “misión revolucionaria”. Lo que casi todo el mundo quiere, es salir.
Cuba es una nación que se desangra sin parar. El desarraigo es, quizá, el fruto más visible de los 50 años de gobierno totalitario. La fuga es la actitud, el método y la “solución” para cientos de miles de cubanos.
Nos atrevemos a decir que la imparable etnorragia es una de las tragedias nacionales que más daño ha hecho a toda Cuba.
El éxodo masivo ha dañado nuestro pasado porque lo “exilió” haciendo el mayor esfuerzo por borrarlo de la memoria histórica. Todo ha empezado en el 1959 o cuanto más en el 1953. Todo lo del pasado es burgués, mafioso y malo y debe ser borrado. De no poderse borrar, es convertido en “herencia socialista” de los fundadores, puestos en función de autores intelectuales del presente. Una nación a la que se le echa por la borda su memoria, perece como nación, padece de anemia identitaria y sufre la desconexión con el presente que provoca un electroshock cultural.
El éxodo imparable ha dañado nuestro presente porque “exilia” la posibilidad de desarrollo personal de sus hijos e hijas, porque coloca en una supuesta tierra prometida la leche y la miel que de esta Isla, la más fértil y hermosa, pudiera manar como fruto de su trabajo: sin bloqueo interno a la iniciativa de los ciudadanos; sin convertir en delito el carácter emprendedor de los cubanos y cubanas; sin hacer de Cuba un gobierno extraño a la normalidad de la comunidad internacional. Los que quieren mejorar piensan en salir y eso no es normal para un país que quiere mantener su soberanía y su independencia. El presente está en exilio permanente. Se nos fuga entre las manos con la vida.
El éxodo desesperado ha dañado ya nuestro futuro porque “exilia” esperanzas de progreso y felicidad dentro de la Isla. Pensemos en los más jóvenes, en su tristeza cuando miran hacia el porvenir en un país que bloquea los sueños, o que hace disidente y opositor su deseo de pensar con cabeza propia y ser forjadores de su propio futuro. En un país donde disentir, expresarse y tener pequeños proyectos cívicos, religiosos, culturales, económicos o políticos constituye un delito o te hace sospechoso y te convierte en una fuente de “peligrosidad pre-delictiva”, la esperanza se lanza desesperadamente al mar. Prefiere morir ahogada de una vez que morir ahogando cotidianamente sus sueños y aspiraciones. El futuro es cada día que podemos crecer como personas, convivir sin desconfianza, trabajar por nuestra felicidad aquí, y no tener al miedo como policía represor de nuestros sueños. Si todo esto se escapa, con los días y los años… algunos prefieren huir de esta pesadilla policial que caza el persistente “mosquito” de los pequeños proyectos de los emprendedores y deja pasar el maloliente “camello” de la violencia, la corrupción y la mafia emergente.
Lo peor de la tragedia del país-que-se-fuga es que esta escapada ha entrado en la conciencia nacional como la primera alternativa para “salir de esto”. Nada más tener un pequeño tropiezo, nada más ser diferente y llueven las propuestas, las incitaciones: “no seas bobo, lárgate de este país”. ¿Dónde está la Patria, es decir, la tierra de nuestros padres? No hablamos de la Nación, que sabemos que está allá y aquí descuartizada por los que quieren dividirnos para permanecer en el poder. Hablamos de Cuba, el asentamiento geográfico que nos pertenece a todos los de aquí y de allá. Cuba no es sólo de los comunistas o de los revolucionarios, ¿es necesario decirlo?
Esto no significa que todos los que se quedan la aman, ni que todos los que se van, la desaman. Se trata del que acepta en su conciencia, que la “salida” es la única alternativa para Cuba. En fin de cuentas, todos seguimos siendo la nación cubana, en la Isla y en la Diáspora. Y lo que puede empobrecer la Isla, puede enriquecer a la nación errante. Todo nacionalismo cerrado empobrece. Igual que todo desarraigo.
¿Cómo entendemos que un gobierno que puede controlar el espacio aéreo para dos inofensivas avionetas, derribándolas, o puede hundir un remolcador repleto de mujeres y niños, no pueda parar el negocio creciente, eficiente y permanente de tráfico de personas, por las cuatro esquinas del país?
¿Cómo los ciudadanos simples pueden organizarse y logran lanzarse al mar en esas lanchas y el gobierno, con todo el poder y los recursos militares, de guarda fronteras no ha podido pararlos? Sólo detienen por tres días, como un muestreo, a algunos que luego, más rápido que tarde, “logran” escapar. La opinión de todos, dentro y fuera, lancheros y cubanos que “se tiran”, es que las autoridades cubanas no están haciendo lo que deben hacer para cuidar nuestras fronteras y evitar este éxodo masivo de bajo perfil y poca sonoridad. Si no fuera así, entonces ¿por qué la permeabilidad de nuestras costas es sólo en un sentido: hacia fuera? O de lo contrario, ¿esa vulnerabilidad es en ambos sentidos? ¿No hay seguridad en nuestras costas? o ¿es que al no poder organizar un éxodo masivo de alto perfil mediático como Camarioca (1965), Mariel (1980) y la crisis de los balseros (1994), la nueva estrategia es sustituir esas grandes hemorragias arteriales por cientos de miles de sangrías diarias, capilares y silenciosas?
Atención: aquellas hemorragias son escandalosamente visibles y son intervenidas y cerradas de inmediato en urgencias. Estos sangramientos, capilares pero crónicos, son mucho más peligrosos para la vida del cuerpo nacional y nadie se ocupa de ellos, no se ven o no se quieren ver como urgencias. Su solución es pospuesta, o disimulada con compresas o placebos. Incluso con medicación sintomática. Al final, cuando ya no hay cura para etnorragia social, vendrá el lamento de por qué Cuba se ha empobrecido, por qué la anemia perniciosa, por qué se nos murió entre las manos sin quejas, sin cirugías sanadoras, sin ponerse de acuerdo la familia.
Una vez más, queremos ir a las raíces del problema de por qué Cuba es un país en fuga. Sólo identificando las causas profundas y poniendo creatividad en su solución se logrará revertir ese escapismo en arraigo nacional.
Creemos que lo primero es llamar a la conciencia de cada ciudadano. Los problemas de Cuba se solucionan primero aquí y con la ayuda de todos allá. El padre Félix Varela, fundador de nuestra nacionalidad decía con acierto y vigencia impresionantes: Cuando los mejores hijos de país, abandonan la cosa pública, esta es ocupada por los peores hijos del país. No se trata de saber quién es quién. Hay de todo en la Viña del Señor y ese no es el tema. Los que tengan o promuevan una vocación cívica, política, religiosa o humanitaria en Cuba, deben promover el arraigo y descartar la fuga del país como reacción a la represión y el control que esa vocación conlleva en un sistema como el nuestro.
Es necesario identificar la causa mayor y primaria, que no es la conciencia escapista de los ciudadanos sino el bloqueo interno y fundamentalista que sufren por parte de los que ostentan el poder en el país. Esa es la causa más profunda y la raíz de que Cuba se haya transformado de un país receptor de migraciones, a un país en fuga.
Pero surge una pregunta, que pudiera ser: ¿Es este el proceso de discernimiento que hace la mayoría de los cubanos y cubanas que desesperadamente ansían escapar a cualquier lugar, bajo cualquier riesgo?
Una respuesta esperada y deseada es que, independientemente de la causa mayor, cada persona se sienta llamada a permanecer en Cuba, a trabajar por su transición a la democracia, a la apertura económica, al pluralismo social. Que opte en conciencia por quedarse sin vender el alma y sin callar la voz. Todo pacíficamente. Trabajando por hacer posible lo aparentemente imposible. Creyendo en la fuerza de lo pequeño, en la utilidad de la virtud, en la gradualidad de los procesos cívicos. Todo ello con libertad y responsabilidad personales.
El exilio parará. La emigración se invertirá, la nación sanará sus heridas, el día que cambie la estructura totalitaria, libere las fuerzas productivas, deje cesante al policía que en cada silla turca de cada cubano inventa las pesadillas para bloquear los mejores sueños de prosperidad y felicidad.
Creemos que Cuba, los cubanos de todas las orillas, tienen más que suficiente potencial creativo, talante emprendedor, capacidad de recuperación, amor a su Isla, deseos de reemprender el futuro bloqueado y trabajar libremente con sus mentes, sus manos y toda su alma, por la reconstrucción de la tierra más hermosa y más bloqueada que ojos humanos han podido ver.
Construyamos, conjugando la gramática de la inclusión y el consenso, la democracia política y la libertad para la iniciativa económica y la despenalización del pluralismo social y cultural, y Cuba dejará de ser un país en fuga para convertirse, poco a poco, en un Hogar nacional que haga realidad cotidiana la siempre recordada profecía de Ezequiel:
“Los recogeré de entre las naciones,
los reuniré y los conduciré a su tierra.
Derramaré sobre ustedes agua purificadora y quedarán purificados
Les daré un corazón nuevo,
Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo
Habitarán en la tierra que yo di a sus padres
Los limpiaré de sus manchas
Mandaré trigo y lo multiplicaré
Y no les dejaré pasar más hambre
Multiplicaré los frutos y los productos del campo,
Y no serán más humillados ante los demás pueblos
Infundiré mi espíritu en ustedes y volverán a vivir,
Y los estableceré sobre su tierra,
Y ustedes entonces sabrán que yo, Yavé,
Lo digo y lo pongo por obra”
(Cf. Ezequiel 36 y ss)
Pinar del Río, 4 de agosto de 2009
http://convivenciacuba.es/component/option,com_frontpage/Itemid,1/

sábado, 3 de octubre de 2009

DEL OTRO LADO, MI VIDA EN LA FERIA DE XALAPA




Hoy tengo el gusto de presentarles el texto que leyó mi editora, Nina Crangle, en la Feria Internacional del Libro de Xalapa, donde presentamos, en septiembre, la novela Del otro lado, mi vida. Próximamente les contaré en qué lugares pueden adquirirla.

Muchas gracias a Nina por su texto y a Odette por sus palabras, que podrán leer más adelante en la revista Aeda.



La isla alucinante

Yamilet García Zamora recrea en su obra un fragmento de la historia de la isla caribeña que tiene como escenario uno de los espacios más emblemáticos de La Habana, su capital. El Castillo del Morro de esa ciudad marina será el puente entre el siglo XVIII y los primeros años del siglo que transcurre. La autora ha optado por un argumento de corte policiaco en el que figuran un oficial de la policía, un médico forense, un asesino múltiple y una jinetera. A partir del hallazgo de cuerpos sin cabeza, algo que no puede ser casual en Cuba –se dicen los agentes encargados de la investigación (aunque sí cotidiano en México)–, el lector descubrirá que los crímenes en lo sucesivo poseen su propia lógica, pues los implicados no siempre pertenecen a este mundo.
Pero volvamos al castillo del Morro, esa fortaleza clave para la Corona española y sus posesiones de ultramar, para la corta vida independiente de la república de Cuba y para los inicios del actual régimen, prisión y paredón para los fusilamientos de los opositores a la Revolución. En un momento del siglo XVIII, El Morro sería el punto de un encuentro predeterminado por el destino, el de Juan Pontón (oficial de la Corona) y María Josefa, mulata y esclava. A partir de este encuentro de trágico final, Yamilet da vida a estos personajes situándolos en la época actual. Así, Juan (un padrote con trastorno esquizoide de la personalidad) y Helena (médico familiar, que sirve a la Revolución durante el día; de noche, jinetera al servicio de los turistas extranjeros y obsesionada con escapar de la isla) serán los protagonistas destinados a darle continuidad a un amor frustrado por la Historia más de dos siglos atrás.
Del otro lado, mi vida no es sólo una historia de policías y asesinos, contiene humor y erotismo, esa mezcla deliciosa tan bien resuelta por nuestra autora; Yamilet recurre a otro ingrediente con igual acierto: sus personajes, hijos de una revolución marxista, dialéctica y atea son practicantes de rituales africanos, aquellos que tienen como figura tutelar a Yemayá, deidad que convoca e invoca a los ausentes.
Ya desde el título, pienso, Yamilet nos dice algo más de todo aquello que surge por aquí y por allá a lo largo de la novela, solo y sin necesidad de forzar nada: como Helena, un personaje que representa de alguna manera el espíritu de una generación atrapada en una isla que precisa de mejores y efectivos rituales para hallarle un sentido auténtico a la existencia en un país sin memoria. Porque Yamilet parece decirnos una y otra vez: “Los aparecidos y los fantasmas sólo deberían habitar en los castillos”.
La primera frase con la que inicia Juan Malpartida el epílogo a ¿Qué edad cumple la luz esta mañana? del poeta cubano Orlando González Esteva, más que una re-afirmación sus palabras nos revelan la dimensión de una herida histórica: “Los cubanos, ciertos cubanos, parecen condenados a tener dos patrias: Cuba y la noche, Cuba y cualquier otro lugar, terrenal o celeste”. Los personajes de Yamilet García pertenecen a esa estirpe.

Nina Crangle

jueves, 24 de septiembre de 2009

¿ HABRÁN APRENDIDO LA LECCIÓN?

Este video comenzó a circular hoy en los medios de comunicación. Juanes, Miguel Bosé y Olga Tañón se quejan y lloran de las injusticias cometidas contra ellos, que sólo fueron a cantarle al pueblo cubano. Algo menos de una semana en Cuba y tropezaron con lo que los cubanos tienen hace ya cincuenta años. No me voy a regodear en el “Te lo dijeron, Juanes, te lo dijeron”. En su inocencia plagada de buenas intenciones iba el peligro: ni siquiera a ellos se las dejaron pasar. No le permitieron a Olga Tañón cantar las canciones de Celia Cruz. No les importó que los tres cantantes amenazaran con cancelar el concierto por no permitir espectadores sin camisas blancas. No interesó el esfuerzo, el desgaste, el dinero invertido; la crisis emocional de un grupo de extranjeros impotentes ante la intransigencia. A ellos, los que detentan el poder, no les interesa nada: es su verdad, su ley, sus reglas. Si te gusta, bien y si no, te vas de Cuba. Este es el slogan triste que tan bien conocemos. No, no me alegro del dolor y el coraje de los cantantes, más bien me duele que ni siquiera por un elemental gesto de buena voluntad hacia los visitantes los que dictan las reglas hayan cedido. Un cantante de Orisha les da la clave: si no cantamos, ganan “ellos”. Los Innombrables. Los dueños de Cuba. Los extremistas que cumplen órdenes que no se discuten, ya sea golpear a mujeres indefensas o hacerles la vida imposible a un grupo de cantantes que, inocentemente, pensaron que había hacia ellos la misma buena voluntad.
Les enseñaron la lección del autoritarismo en Cuba. ¿La habrán entendido? Pero, sobre todo, ¿valía la pena tanto desgaste emocional cuando el pueblo cubano no reaccionó? ¿Vale la pena llevar un mensaje de Paz y Concordia, de Unidad y Libertad, de unirse y no odiar a una masa indiferente que si mañana es convocada a golpear y odiar lo va a hacer con la misma fuerza con la que cantó y bailó con Juanes? No soy tan inocente como Juanes, Bosé y Olga: sus palabras cayeron en un saco vacío.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

QUÉ ME QUEDA DEL CONCIERTO DE JUANES


Debo reconocer que el concierto de Juanes me asombró en muchos aspectos y en otros sólo cumplió mis expectativas –aunque albergaba esperanzas. Fui de las que dije, en este mismo espacio, que no se atrevería a cantar A Dios le pido, peligrosa potencialmente desde que los Fonomemecos sacaron su parodia. ¿Qué iba a pasar si la Plaza en pleno gritaba el otro estribillo, A Raúl le pido? Pero me equivoqué: no conté con el hecho concreto que muy poca gente en la Isla se había enterado del fenomenal choteo de los cómicos cubanos. Sin embargo, hay detalles sorprendentes.
Me cuentan desde La Habana que, muy temprano en la mañana, ya la gente, masivamente, iba rumbo a la Plaza. Sin presiones del CDR ni listas infames. La gente acudió porque es un hecho inusual un concierto de este tipo en un país donde los grandes actos de masas parece que han pasado al olvido. Todavía recuerdo con nostalgia a cuántos conciertos fui en la escalinata y en la propia Facultad de Artes y Letras. Pero lo del domingo era una oportunidad única para los habaneros de “desconectar” y pasar un día diferente, apolítico y alejado de las consignas que la Plaza representa.
La primera sorpresa fue Olga Tañón y su mensaje. Silvio –cuya música adoro pero a quien no soporto como persona- me dejó, literalmente, con la boca abierta. Hacía muchos, pero muchos años que no cantaba Ojalá, de emblemática letra y simbología muy clara para los cubanos. Ojalá, en la Plaza, en estos momentos…”a tu viejo gobierno de difuntos y flores”. Galleta con guante blanco. Y fue el único nacional que se atrevió a “algo” porque Carlos Varela –otro de mis íconos- no interpretó sus más candentes y conocidas canciones. Igual que en México –donde le pedimos desaforadamente Guillermo Tell y Jalisco Park - prefirió temas de su disco Siete, más elaborados y menos directos. No hubo riesgo en los artistas cubanos, supongo que aleccionados por un futuro muy incierto si se salían de la raya. Y Juan Formell dio la nota discordante y genuflexa que desentonó totalmente en aquel lugar.
Orishas propició una ruptura total de la semántica de la imagen: la “rufa y la verdura” de un grupo de negros, uno sin camisa; los collares de las religiones afrocubanas, el lenguaje agresivo de la calle, los gritos de “soy yoruba”, todos estos elementos increíbles en un sitio de culto revolucionario. Hace diez años atrás, hubiera sido imposible. No me queda claro si fue un acto permisivo para dar cierta imagen de apertura, pero lo cierto es que propiciaron la desacralización de una zona donde sólo primaron, hasta hace muy poco, las consignas revolucionarias y destaparon la realidad del pueblo cubano, que le reza a la Caridad del Cobre mientras le pone flores a Oshún.
El puntillazo lo dio Juanes. Durante todo el concierto se habló de Paz, de olvidar los odios, de tender puentes, de perder el miedo. Ya Juan Pablo II, en ese mismo lugar, conminó a los cubanos a perder el miedo. Pero parece que los cubanos son sordos. Mientras los artistas extranjeros, constantemente, abogaban por los derechos del ser humano, una masa alegre y despreocupada, amorfa e indiferente, les respondía con los puros aplausos y con baile. La gente fue a divertirse, circo sin pan, aunque todos los días, en la calles, aboguen por ese mismo pan que no tienen pero que son incapaces de exigir ni siquiera en el circo.¿ Era el momento de, por lo menos, un grito? ¿ Por qué muchos esperaban tanto una rebelión en la Plaza, ante las cámaras del mundo y propiciado por los esfuerzos casi desesperados de los cantantes extranjeros? Lo que sucedió detrás de bambalinas se supo de antemano: los casi cien detenidos o amenazados de no ir al concierto a “armar” líos. O a posteriori: la golpiza brutal al periodista argentino por llevar una pancarta que exigía libertad. Y, para colmos, la grabación de la discusión de Juanes y su amenaza de retirarse del concierto, harto de las presiones y la vigilancia cubanas.
Juanes y muchos de sus compañeros se la jugaron con ir a Cuba, presionados por grupitos de intolerantes retrógrados que responden a lo peor del pensamiento antediluviano. Pagaron todos los gastos del concierto. Fueron a cantarle al pueblo de Cuba. Lanzaron constantes alusiones desde el escenario. Esto se agradece. Y mucho. Porque los cubanos no se atreven a gritar ni la mitad de las cosas que se dijeron en la Plaza, por miedo -el mismo que el Papa nos dijo que no tuviéramos hace ya once años- a las represalias.
Mi balance del concierto puede ser lapidario. La gente acude a la Plaza obligados por las organizaciones sociales y políticas. Van por mantener un status revolucionario que le permita sobrevivir. El aburrimiento de un domingo igual a otro cualquiera y la curiosidad también los convocan. Yo me quedo con el grito casi agónico de Juanes ante una masa abúlica: POR UNA SOLA FAMILIA CUBANA.

jueves, 10 de septiembre de 2009

REVISTA AEDA EN LÍNEA

Acaba de salir el número dos de la Revista Aeda. A la entrada del blog permanecerá un enlace directo a la misma. Ahora, si quieren ver directamente el nuevo número, sólo deberán entrar a:http://revistaaeda.com/aeda02.html

Al Consejo de Redacción, muchas felicidades por la nueva entrega.

Y aquí un adelanto con su Editorial:

El acto de reunirse y crear una revista siempre lleva implícito la aventura, zozobra y temor por el destino real de un proyecto imaginario. En estos meses hemos visto, complacidos, el apoyo a Aeda, tanto en trabajos enviados como en entradas de lectores. El compromiso con todos crece más desde esta especie de isla virtual en la que forjamos sueños literarios y artísticos.

Han sido meses de trabajo intelectual intenso, presentaciones, premios, aprendizajes. Nuestro Consejo de Redacción se siente feliz de presentarles hoy un número maduro, en el que prevalece la presencia pujante de escritores desconocidos y el apoyo incondicional de algunos ya consagrados. La diversidad de temas y estilos acentúan, una vez más, nuestro compromiso con la libertad de expresión y la responsabilidad de seguir creciendo.

Aeda no nos pertenece sólo a nosotros, los que ponemos en sus manos estas páginas. Casa abierta al Arte, la revista apuesta por los autores y lectores, que son nuestra savia nutricia.

Y a ustedes va dedicado este número dos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

A RAÚL LE PIDO

Los Fonomemecos eran muy conocidos en Cuba, un dúo de cómicos que jugaban, con la palabra y el humor, a chotear la realidad del país. Hubo momentos en que ir a una presentación de ellos en cualquier teatro significaba una batalla campal, una proeza sólo equiparable a la de sacar entradas para el Aquelarre –Festival del humor– o, en el mismo tono, lograr saber dónde Pedro Luis Ferrer daría su próximo concierto: todo dependía de la buena suerte, un aviso que se corría como pólvora y largas horas de colas, con broncas y policías incluidos.
Los Fonomemecos ya no viven en Cuba. Pedro Luis canta cada día menos y más vigilado. Los Aquelarres pasaron a la memoria colectiva. Pero hay algo que no se puede –nadie puede eliminar: las canciones de Ferrer y el humor cubano, esa chispa que recorre las calles aun en los momentos más difíciles.
El concierto anunciado por Juanes ha desatado una polémica apasionada a ambos lados del estrecho de la Florida, o lo que es lo mismo decir: en las dos Cubas. Ni defensores ni detractores han ganado la batalla en descalificaciones, quemas, apoyos, negaciones, entrevistas, declaraciones. Pero, de un plumazo, los Fonomemecos le han insuflado al pronosticado concierto una carga de relajo único. De un solo golpe, han eliminado la posibilidad que Juanes cante, en la Plaza de la Revolución – si por fin hacen el concierto– su canción más famosa y, a mi modo de ver, la mejor lograda de su bien pobre repertorio. Porque segura estoy que Cuba –entiéndase gobierno– no va a arriesgarse a que la Plaza en pleno cante “ A Raúl le pido”. Un peligro tan grande no se corre en un país caldeado: o se le prohíbe la canción a Juanes o el concierto no se da.
Sin discusión, sin intercambiar una sola palabra altisonante y de manera contundente, el Arte se ha impuesto. Parodia real, cruel, verdadera, a ritmo pegajoso; canción para el pueblo; llamado a todos los cubanos que pretenden ir a la Plaza. Letra que refleja la realidad y los deseos que la gente no se atreve a proclamar; galleta sin mano a Juanes – no seas ratón, atrévete, el pueblo estará contigo: eso es la canción de los Fonomemecos. El relajo, el choteo y la burla de un pueblo que siempre ha utilizado el humor como su mejor arma.
El primer video pone a Juanes cantando en un concierto con la voz de los Fonomemecos. El segundo es la misma canción con imágenes del Maleconazo, aquella rebelión de Centro Habana en agosto de 1994. De eso les contaré otro día.



martes, 1 de septiembre de 2009

En la FILU, la novela ganadora del Premio Sergio Galindo 2008

Yamilet García Zamora (La Habana, 1965), ganadora del Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2008 convocado por la Universidad Veracruzana (UV), presentará en la Feria del Libro Universitario (FILU) su obra Del otro lado, mi vida el próximo sábado 12 de septiembre a las 14:00 horas en la Galería de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana (UV).

En opinión de la autora, su novela se inscribe dentro del género negro-policial, uno de los más gustados en su país y con el cual tuvo un primer acercamiento a los 14 años al ganar el concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución, del Ministerio del Interior en Cuba.

Al respecto, Yamilet García escribió recientemente: “Debo aclarar que, en esos momentos y durante mucho tiempo, el concurso fue el impulsor de toda la literatura policíaca que se escribía en el país. Cuba, un país de lectores, siente predilección por el género de los robos y asesinatos”.

Para ella, la literatura negra-policíaca es el reflejo más fiel de los problemas sociales que convergen en Latinoamérica; por ello el lector no debe sorprenderse si identifica en el texto hechos que trascienden a la ficción para ubicarse en el terreno de lo real. Del otro lado, mi vida puede considerarse “una fusión de la novela histórica con la policíaca clásica”, fusión que relata una historia de amor y muerte donde un asesino, escudándose en una leyenda del siglo XVIII, es amenaza latente de las trabajadoras sexuales de La Habana de fines del siglo XX.

El castillo del Morro, una de las construcciones más emblemáticas de ese país, es el escenario donde se desarrolla gran parte de la trama escrita por García Zamora. Su faro es vigía y testigo mudo del romance entre María Josefa, una esclava mulata, y Juan Pontón, oficial de la Corona española.

Yamilet García Zamora es licenciada en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de La Habana, maestra en Museos por la Universidad Iberoamericana de México, doctora en Creación Literaria por Casa Lamm y en Teoría Literaria por la Universidad Autónoma Metropolitana.

De sus trabajos publicados destacan Los contextos en Paradiso, Espiral y Sinfonía en 16 menor. Del otro lado, mi vida es su primer trabajo editado fuera de Cuba.
El evento contará con la participación de su compatriota Odette Alonso, quien se ha distinguido como poeta y narradora, y también de la escritora Nina Crangle, editora del libro.

Del otro lado, mi vida, de la colección Ficción de la Editorial de la UV, será presentada en la Galería de la Facultad de Artes Plásticas, ubicada en Belisario Domínguez número 25, a unos pasos de la Casa del Lago UV.

lunes, 24 de agosto de 2009

LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS


Si nos hablan de este sitio, pensamos en un lugar exótico, alejado del mundo; hermético en su relación con otros países, del que casi no se habla y no sabemos nada. Uno de los pocos sobrevivientes del Comunismo. Un país que desafía al Universo y escandaliza, a veces, con sus maniobras militares. Pero nada sabemos de su gente, de la forma de vivir. Intuimos una sociedad cerrada, con poco turismo y marcado por una férrea ideología.

Pero, ¿ qué pasa, en realidad, en Pyongyang?

Pyongyang, la ciudad de las sombras
Pablo M. Díez
Vestidos todos con los mismos trajes oscuros "tipo Mao", los habitantes de Pyongyang, la capital de Corea del Norte, deambulan como sombras por esta ciudad de amplias avenidas casi vacías e imponentes edificios grises de estilo soviético. Viniendo de China, donde sonríen hasta los albañiles que levantan rascacielos en el duro turno de noche, sorprende la tristeza norcoreana.
Sin mostrar ningún tipo de expresión en su rostro, larguísimas filas de personas esperan el autobús o a que abra la tienda estatal, refugiados en sus más íntimos e impenetrables pensamientos. O caminan sumergidos en algún libro, posiblemente escrito por el "padre de la patria", Kim Il-sung, para pasar desapercibidos un día más. Se trata de la misma máscara asiática que, según cuenta en su libro "Viajes con Herodoto", vio Kapuscinski en 1957 en la China de Mao.
Y es que, en un Estado bajo la sospecha permanente y plagado de informadores, lo peor que le puede pasar a alguien es destacar y sobresalir de la uniformada masa, lo que enseguida despertaría los recelos de un régimen que muchos tildarían de paranoico.
Por eso, y por los guías que acompañan en todo momento al extranjero que visita Pyongyang y que le impiden andar solo, es imposible hablar con libertad con un norcoreano. Agachando la cabeza o apartando la mirada, la gente apresura el paso cuando uno - y su guía, convertido también en otra sombra de la ciudad - intenta entablar conversación.
"Son muy tímidos", dicen los guías, pero a nadie se le escapa que sólo salir del anonimato ya le puede acarrear un disgusto al norcoreano de a pie. "¿Por qué habrán elegido a éste?", "¿Qué les irá a decir?", "¿Será peligroso?", "¿Se irá de la lengua?", deben pensar los guías-vigilantes, quienes optan por la solución más fácil: espantar al individuo en cuestión, quien, por cierto, se marcha aliviado para volver a esconderse entre la masa.
Desde sus autobuses escolares, sólo los niños, todavía inocentes, saludan sorprendidos al ver a un extranjero. Aún no son sombras en esta alucinante ciudad que es Pyongyang.
Aunque Corea del Norte es uno de los países más pobres del mundo, nadie lo diría a juzgar por su capital, Pyongyang. Convertida en el escaparate del régimen que pilota el caudillo Kim Jong-il, hijo del “fundador de la patria” Kim Il-sung, esta ciudad de dos millones de habitantes destaca por sus grandes bloques de viviendas de arquitectura soviética, sus lagos donde la gente acude a pescar y sus interminables vías urbanas despejadas de tráfico.
De hecho, y si no fuera por los ojos rasgados de sus habitantes y por los caracteres en coreano que adornan sus murales con motivos revolucionarios, cualquiera podría pensar que ha aterrizado en una ciudad de Europa del Este, pero hace treinta años.
Atrapada en el tiempo por el derrumbe del bloque comunista, Pyongyang sigue anclada en el próspero pasado que vivió en las décadas de los 70 y 80, cuando recibía divisas y petróleo procedentes de la Unión Soviética y tenía su mercado natural en los países satélite.
En este sentido, todas las construcciones más emblemáticas de la ciudad, arrasada por los bombardeos americanos durante la guerra civil (1950-53), fueron levantadas durante esa época. Gracias a la habitual movilización de la población por parte del régimen, en pocos años se construyeron barrios enteros como el de Kuangbok, edificado con motivo del XIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se celebró en 1989 y reunió a miles de delegados procedentes de las naciones socialistas.
Dicho distrito cuenta con calzadas de cien metros de ancho que hoy permanecen prácticamente desiertas y pomposos recintos como el circo de Pyongyang y el Palacio de los Niños de Mangyongdae.
Expresamente para tal evento también se creó la avenida Chongchun en el área de Mangyondae, donde en un par de años surgieron un gran estadio y nueve polideportivos de estilo retrofuturista, cada uno especializado en un deporte, que hoy aguantan en pie un tanto ajados.
Mientras la capital de Corea del Sur, Seúl, había demostrado al mundo su extraordinaria evolución económica, tecnológica y social gracias a los Juegos Olímpicos de 1988, Pyongyang se embarcaba en faraónicos proyectos justo cuando el comunismo empezaba a dar sus primeros estertores.

En forma de lujosos palacios, grandes centros de congresos, enormes avenidas y descomunales estatuas, en la capital norcoreana abundan los monumentales ejemplos de culto al líder, pero ninguno refleja tan bien esta fallida megalomanía del régimen como el Hotel Ryugyong.

En principio, esta siniestra pirámide de 330 metros de altura, que no desentonaría en una oscura película de ciencia ficción, iba a ser el mayor recinto hotelero del mundo al contar con 105 plantas, que fueron levantadas en apenas un par de años a finales de los 80.

Pero la caída del Telón de Acero en Europa y la desmembración de la URSS dejaron a Corea del Norte en la bancarrota y redujeron al Hotel Ryugyong a una grotesca mole de cemento y hormigón enclavada cerca del Monumento a la Victoria en la Guerra de Liberación de la Patria.
Su figura, coronada por una grúa justo en su cima, sobresale todavía hoy amargamente en el horizonte de Pyongyang como uno de los más estrepitosos fracasos del régimen, hasta tal punto que estaba prohibido fotografiarlo hasta hace poco tiempo y sólo retratarlo ya enerva a los guías norcoreanos.
En este régimen que se enorgullece de hacerlo todo más grande y más alto que el resto del mundo, el Hotel Ryugyong tiene el dudoso honor de figurar como la décima construcción más elevada del planeta. Vacío como está y abandonado, es sin duda el mayor monumento al despilfarro jamás erigido por el hombre.
Además, la capital cuenta con otros dos grandes hoteles especialmente concebidos para atender a los poco más de 3.000 turistas extranjeros que visitan el país cada año. Uno de ellos se halla en las torres gemelas del edificio Koryo, ubicado en la céntrica calle Changgwang y que cuenta con un restaurante giratorio en su piso número 40.
Más moderno y lujoso aún es el Hotel Internacional Yanggakdo, otro rascacielos que se alza sobre un campo de golf en una isleta en medio del río Taedong. Quizás por estar separado de la ciudad, y por tanto fuera de la vista de los norcoreanos, en la planta baja de este hotel incluso funcionan un casino regentado por una empresa de Macao y un salón de masajes donde, por 130 euros, también se ofrecen prostitutas chinas. Dos actividades, en teoría, prohibidas por la ley en Corea del Norte, pero que han encontrado su refugio en este recinto para “satisfacer a los visitantes”, puesto que a los nacionales no les está permitido bajar a tan tentador y peligroso sótano.
Mientras tanto, en las calles de Pyongyang, interminables filas de transeúntes, todos con trajes muy dignos en los que predominan los tonos oscuros, aguardan en las paradas del tranvía o del trolebús, viejas antiguallas de museo que datan de los años 60 y 70 y que parece imposible que puedan seguir circulando.
A falta de vehículos privados, prohibidos por el Gobierno, los transportes públicos viajan siempre abarrotados de público. Para regular el exiguo tráfico rodado, compuesto exclusivamente por coches oficiales o camiones de empresas estatales, no hay semáforos en los cruces, puesto que el ahorro de electricidad es una prioridad tan vital para el régimen que las farolas no se encienden desde hace años y las calles permanecen a oscuras al caer la noche.


Por eso, y en lugar de semáforos, en las intersecciones de las vías urbanas se colocan atractivas y maquilladísimas guardias urbanas que, ataviadas con gafas de sol y uniformadas de azul, dirigen el tráfico de la ciudad con movimientos robóticos tan rápidos y contundentes que deben descansar cada 45 minutos.
Algo más animado es el tránsito de pasajeros en el metro de la capital, donde una pancarta con la proclama “Larga vida a Kim Jong-il, hijo del siglo XXI” da la bienvenida a la céntrica estación de Pu Hung (Enriquecimiento).
Mientras las escaleras mecánicas descienden lentamente hasta los 130 metros de profundidad que tiene este suburbano de dos ramales, concebido también como un refugio contra posibles bombardeos americanos, por los altavoces del hilo musical se escuchan canciones en honor del “Querido Líder”.
Ya en los andenes, el metro de Pyongyang sorprende por su parecido con el de Moscú debido a sus elegantes columnas de mármol, sus doradas lámparas de araña que penden del techo abovedado y sus murales con motivos proletarios y retratos del “Gran Líder” Kim Il-sung. Los vivos colores de dichos retratos, que funden extrañamente el estilo de propaganda soviética con la iconografía “pop” de los 60, contrastan con los tonos negros, marrones y grises de los trajes que visten los habitantes de Pyongyang, que suelen llevar la chaqueta tradicional abotonada hasta el cuello ("dat gin yang bok").
Por todo ello, este metro destaca entre las sombras de Pyongyang y hace olvidar el incierto destino que aguarda a Corea del Norte al final del túnel. Pero las dudas quedan despejadas de inmediato al visitar la Maternidad de la capital, un hospital de 13 plantas y 1.500 camas que fue inaugurado en 1980. Aunque el régimen presume de las 165 gemas y piedras preciosas que adornan un mosaico en el suelo de su vestíbulo, no pudo sustituir la única máquina de rayos X del centro, que databa de su apertura, hasta finales de 2005.
Junto a este aparato, de fabricación italiana, el hospital ha comprado en Alemania su primera máquina para realizar mamografías, varios aparatos de ecografías y 150 incubadoras, que resultan cruciales para asegurar la supervivencia de los bebés.
Debido a las penurias que viene sufriendo el país desde hace quince años, y sobre todo a la “Gran Hambruna” que azotó a Corea del Norte entre 1995 y 2000, la desnutrición se ha cebado sobre su población y el peso medio de los recién nacidos se ha reducido drásticamente desde los tres kilos que registraban en la década de los 80 a poco más de dos kilos en la actualidad. En 2004, el 34,7 por ciento de las madres sufría anemia y, como consecuencia, un tercio de los recién nacidos eran prematuros, según la ONU.
Tal y como explicó un responsable de UNICEF que trabaja en el país, pero que no puede tener acceso a numerosas zonas vetadas por el Gobierno, “menos de dos kilos y medio indican desnutrición”.
Las organizaciones de ayuda humanitaria también denuncian que el 57 por ciento de los norcoreanos no comen lo suficiente e ingieren menos de la mitad de las calorías que una persona necesita para sobrevivir al día, por lo que el 35 por ciento de la población está expuesto a padecer enfermedades por falta de proteínas, grasas y micronutrientes, así como por las abundantes infecciones provocadas por el agua contaminada y las deficientes condiciones sanitarias. Un cúmulo de circunstancias que ha provocado que, durante la última década, la esperanza de vida de los norcoreanos se haya recortado desde los 73 hasta los 68 años.
Estos datos explican por sí solos que las enfermeras deban turnar cada cierto tiempo en las incubadoras a los bebés prematuros de la Maternidad de Pyongyang, que yacen en sus cunas alineadas extremadamente pequeños y delicados. Tan frágiles como el futuro que le espera a Corea del Norte.

lunes, 17 de agosto de 2009

NO ES PURA COINCIDENCIA

Abraham Lincoln (12 de febrero de 1809 - 15 de abril de 1865) fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano.Como un fuerte oponente de la expansión de la esclavitud en los Estados Unidos, Lincoln ganó la nominación del Partido Republicano en 1860 y fue elegido presidente a finales de ese año. Durante su período, ayudó a preservar los Estados Unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de América en la Guerra Civil Estadounidense. Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865.

Algunos historiadores han planteado el carácter apócrifo del famoso Decálogo de Abraham Lincoln. Escrito hace más de 150 años, el Decálogo propició la plataforma de la Declaración de los Derechos de las Naciones en la ONU.

Hoy, más que nunca, toman una revelancia trascendental estos diez puntos. Los presidentes de todos los países deberían tenerlo en su cabecera.

Y si les hace recordar lo que sucede en Cuba, no es pura coinicidencia.

DECÁLOGO DE ABRAHAM LINCOLN

1- Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa Propia.
2. - Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.
3. - Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.
4. - Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.
5. - Usted no puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.
6. - Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.
7. - Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.
8. - Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
9. - Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia (libertad) e iniciativa.
10. - Usted no puede ayudar a los hombres permanentemente, realizando por ellos lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.

lunes, 10 de agosto de 2009

¿ QUIÉN ES PITIBUCHI?

Hace dos años decidí convertir a pitibuchi en un blog donde confluyeran la Literatura, el Arte, el humor y la presencia siempre viva de mi Isla agonizante. En este tiempo he visto con satisfacción que me han leído con gusto desde varias partes del mundo. Quiero agradecer a todos los que siguen mis textos en la red, los conocidos y los desconocidos que entran desde los más recónditos lugares del planeta. La morada de pitibuchi continuará su camino mientras uds. la tengan entre sus preferencias.

Efectivamente, pitibuchi nació en La Habana. Pero, ¿quién es? ¿de dónde salió tan peregrino nombre? Era una tarde cualquiera y Jorgito y yo íbamos por Escobar, de regreso de su casa. Un auto, parqueado en una esquina, ostentaba la famosa marca: Mitsubishi. Miré a mi alrededor y surgió el nombre, mi nombre. Porque pitibuchi estaba en aquellas calles, más cercano que la extranjera marca. Recorría los espacios y se fundía a la desesperanza.

Y, entonces, brotó el cuento.



EL PITIBUCHI, EL DRAGÓN Y LA CIUDAD MALDECIDA

A Jorgito

La ciudad resistía aletargada en su miedo. Las vacaciones habían comenzado viciadas por un indefinible halo de perplejidad. Todo había concluido sin haber nacido y los engendros estaban merodeando las circunstancias. Por primera vez, amaneció un cielo vacío. Un cielo vacío en una ciudad que se vicia con su terror es un signo de la indiferencia y el desasosiego. El silencio constituía el blasón de cada amanecer porque las palabras se sustituían por relámpagos, descargas inusitadas de una energía vencida.

Cada habitante vigilaba el ciclo de vivencia de sus congéneres. Por siglos, la ciudad habitaba las horas recreando al pitibuchi. Nacido de las manos de todos y alimentado con colores, el pitibuchi se había convertido en el ídolo del raciocinio. Dañar al pitibuchi creaba un estado incierto que se prolongaba hasta la muerte de una porción de la ciudad. Los enceguecidos oradores ignoraban los resultados: querían ignorar los resultados. Al cabo de segundos, la muerte se cambiaba por tambores y renacían nuevos grupos de creyentes.

Nadie se atrevía a describir al pitibuchi. Era tanto poder que su sola presencia colmaba cualquier deseo. El pitibuchi solía cazar sortilegios y su esperanza era un bálsamo para los océanos encabritados. Todos creían haber visto, alguna vez, al pitibuchi, pero en realidad desconocían su rostro, su materia, sus designios. El pitibuchi era un milenario sueño concretado. Un milenario sueño tan irreal como la supuesta concertación de los sueños. La voz del pitibuchi era motivo de comentarios. Con sólo un lexema y un gesto, la ciudad temblaba y caía agonizante a sus pies. Entonces, no valía pensar. El pitibuchi se transformaba en corriente, en marea, en posibilidad ignota para eliminar los mitos.

Pero aquellas vacaciones el cielo amaneció vacío y la ciudad comenzó a temblar. Más que revelación o espíritu de agredir, la ciudad se vistió con su miedo. Quizás era imposible de comprender por la majestuosidad de su conclusión. O quizás, sencillamente, era tan protozoica, que la estirpe del pitibuchi la minimizaba. Lo cierto se obligaba a lo irreconocible: el dragón había roto su coraza.



Olvidó su ropaje cuando la ciudad comenzó a suicidarse. Villorio o plaza, las imágenes se superponían con la imprevisible desazón de los lunáticos. Sin límites ni sosiego, tan voraz como su distante nacimiento, se percibió la agonía simiesca de la similitud. Ya no se podía caminar por el muro que contenía al dragón porque la última puerta se había abierto y el guardián había sido devorado por la avalancha de putrefacciones. El dragón intentaba ser el dueño de la ciudad y los habitantes sacudían su modorra apelando al aburrimiento. Era el único, tal vez desesperado ente, que se atrevía a palpar lo que recordaba. El dragón prohibió rememorar y la ciudad moría de nostalgias. Despaciosa, pero segura, recorría el trayecto al patíbulo. Todo era brumas y el rugido casi poético de aquel dragón envejecido, contenido entre muros durante siglos y que ahora había decidido actuar, despertaba instintos eternizados. Un dragón sin espejos que había convertido a la ciudad en un bosquejo de fantasmas.



La niebla rodeaba la salida, la única y la última salida permisible. La antigua combinación que abría su puerta ya no existía. Cuando las consignas lo permitieron, la puerta dejó camino libre a la ciudad. Alguien quiso saber el misterio de la puerta. Y se lo revelaron. Quiso conocer la forma de abrirla. Y le fue entregada la mágica destreza para hacerlo. Quiso entrar. Y fue el rey de las delicias hacia lo desconocido. Quiso ser el primero, el constante, el elegido. El mar entonces abatió la puerta y la niebla fue apagada por un incendio de multitudes. El tiempo calmó el oleaje pero la ciudad jamás rescató la calma. Con mucha sapiencia, la puerta volvió a delimitar su espacio con el mar habitando sus dominios. Ya no existía combinación para abrirla y su cuidado fue asignado a víboras que recorrían el lugar con desespero. Fue entonces que se convirtió en la salida, la única y la última salida permisible.
Había que aprender a amar y odiar. La ciudad sólo anhelaba amar. El pitibuchi ignoraba ese otro sentimiento sepultado que vagaba en los rostros. Y lo buscaban con la perenne confusión de saberse errados. Desde su raíz hasta lo invisible, la ciudad engendraba un dolor absoluto por la luz. Les habían vedado todo resplandor para cubrirlos de flores. El pitibuchi creía enorgullecer a la ciudad con el afán de los jardines. Cuando fue jardín creó las cercas. En los tiempos de las cercas no existían los jardines. Y era una pusilánime ciudad de juguete rodeada de cercas, con un muro que soportaba al dragón y una puerta sin custodio.


- Hay que matar al pitibuchi.
- No. Hay que matar al dragón.
- Hay que derribar las cercas.
- No. Hay que destruir las puertas.
- Hay que icinerar los rostros.
- No. Hay que construir máscaras.
- Hay que llenar el cielo.
- No. Hay que destruir el vacío.
- Hay que ahogar el silencio.
- No. Hay que alimentar la luz.
- Hay que odiar el amor.
- No. Hay que amar el odio.
- Hay que matar al pitibuchi.
- No. Hay que revivir al dragón.
- Hay que matar al dragón.
- No. Hay que revivir al pitibuchi.


El primer rugido sacudió cada espera y sobre la ciudad comenzó a llover cenizas. El pitibuchi y el dragón se perseguían sabiéndolo, ignorándolo, presintiendo que un encuentro indicaría el desplome. El pitibuchi lo imaginó. El dragón lo dijo. En los pasos de ambos el itinerario era un suave amanecer de penumbras. La ciudad temblaba con la suposición de que pudieran fusionarse. El pitibuchi doblaba una esquina y las calles se cubrían del dragón. El dragón desgarraba un edificio y los parques se disfrazaban de pitibuchi. Como una mariposa extraviada, la ciudad huía del futuro. Un olor incierto a un miedo incierto sustituía cualquier pauta de los sueños. A la ciudad le estaba vedado soñar mientras el pitibuchi y el dragón prosiguieran su persecución sin salida, en un ciclo irreversible. Fue entonces cuando la ciudad, saturada de terror, se llenó de armas.



Los laberintos usurpaban cada resquicio de la ciudad. El dragón arrastraba sus esperanzas casi sin comprender que la perpetuidad de su especie se había extinguido. Creía abrir los ojos cuando en realidad desgarraba su misterio. En cada ventana un reloj derretía su configuración mientras las agujas caían en el olvido. El dragón respiraba desesperación entre columnas de papeles que hacían agonizar a la ciudad. Nadie podía comprender a esta ciudad ahogada. Los elefantes habían salido a pasear con rosas en las solapas un mediodía de hambre y jamás habían regresado. La ciudad calmó su apetito pero siguió vacía. El silencio, como llovizna imperecedera, extendió su dominio sobre la ciudad. El silencio, el eterno silencio, el nuevo silencio, heraldo de maldiciones.

No había desenlace porque jamás había habido comienzo.

lunes, 20 de julio de 2009

VAMOS A CHOTEAR


El inefable Pepito, nuestra figura nacional del choteo, en la pluma de Yoani Sánchez. Pepito, el de los chistes, porque el de los cuentos... ya saben quién es.


¿Dónde está Pepito?
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y

Ese niño impertinente y soez que protagoniza nuestros chistes -a quien lo mismo le da por ser contestatario que perverso- está por estos días demasiado callado. Pepito ha sido la pizca de pimienta que nos ha hecho reír hasta de la tragedia; hemos puesto en su boca lo que no nos atrevíamos a decir en serio y con él nos hemos burlado de las instituciones, de los políticos y de las dificultades.
Pepito, nuestro eterno niño pícaro, ha ido a la luna, al infierno, al Vaticano, y ha cruzado -en varias ocasiones- el estrecho de la Florida. Desde su culpa-inocencia ha propuesto irreverentes soluciones y en más de una ocasión ha sido más lúcido que los analistas y los académicos. En el Período Especial se hizo sarcástico y pesimista pero desde hace un par de años se ha vuelto extrañamente parco y aburrido.
Hace meses que no escuchamos de sus bromas y una extraña sobriedad ha empezado a adueñarse de nuestras vidas. Algunos especulan que Pepito ha emigrado o que ha muerto; que perdió el sentido del humor o está detenido por sus chistes. Quizás sólo se extinguió, se apagó de tanto repetir sus burlas. Me temo que nos hemos vuelto demasiado serios, preocupados, aburridos y hemos terminado por ahogarlo, por obligarlo a ser formal, sensato, prudente, en fin, a no ser Pepito.

http://desdecuba.com/generaciony/?m=200710

1. Prueba de salud…
Dice la maestra en la clase:
—Se sabe que un enfermo comienza a recuperarse cuando
empieza a tener hambre.
Dice Pepito:
—Entonces el pueblo cubano ya está curado.

2. ¿Quién sabe lo que es “tragedia”?
Fidel va a una escuela y pregunta a la clase:
—A ver quién me puede decir el significado de la palabra
“tragedia”.
Juanito se paró y dijo:
—Si un amigo mío esta jugando en la calle y lo atropella un
auto, eso es una tragedia.
—No, eso sería un accidente”.
Se para Maria y dice:
—Si una guagua con niños se desbarranca en un precipicio,
muriendo todos, eso sería una tragedia.
—Me temo que no, a eso podríamos llamarlo una gran
pérdida.
Se levanta Pepito y dice:
—Si a un avión, con usted y su hermano adentro, además
de todos los ministros y generales, le disparan un misil y
los destruye, eso sería una tragedia.
—¡Muy bien, Pepito! Fantástico, ¿y podrías decirme por
qué?
—Sí comandante. Porque no sería un accidente, pero
tampoco una gran pérdida.

lunes, 6 de julio de 2009

PRESENTACIÓN DE DEL OTRO LADO, MI VIDA





Agradezco a todos los que fueron a la presentación de la novela el pasado viernes. Me alegro mucho del apoyo recibido. Quisera poner todas las fotos, pero sólo puedo dejarles una pequeña muestra y las palabras que pronuncié.




BUENAS NOCHES

Antes de comenzar, quiero agradecer a la Editorial de la Universidad Veracruzana por su nivel de organización en la edición y presentación de esta novela. A Nina, mi editora, que supo mantener la comunicación y el intercambio constante. Y, por supuesto, a Casa Lamm por su apoyo para que esta presentación haya sido posible. Alguien me sugirió que, una vez que hubiera dicho esto, podía darles las gracias por su presencia y despedirme, sin agregar nada más. No lo haré pero lo cierto es que después de oír las intervenciones que me precedieron no tengo mucho que añadir acerca de la novela. Creo que me voy a centrar en contarles, brevemente, de mi filiación a la literatura negro-policial o negro-criminal, porque de las dos formas se le conoce en la actualidad.

Hace algunos años –no voy a decir cuántos, sólo que en aquella época tenía apenas 14- gané mi primer premio, con un cuento policiaco, en el concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución, del Ministerio del Interior en Cuba. Recuerdo que un miembro del jurado me comentó que causó mucha gracia que alguien de mi edad se atreviera a concursar en un certamen como ése. Debo aclarar que, en esos momentos y durante mucho tiempo, el concurso fue el impulsor de toda la literatura policíaca que se escribía en el país. Cuba, un país de lectores, siente predilección por el género de los robos y asesinatos. Lo cierto es que aquella primera obra larga –casi una noveleta- fue un reto literario en todos los sentidos; un texto de contrespionaje –muy influido por el serial “En silencio ha tenido que ser”- y dónde mis personajes eran adolescentes que trabajaban para la Seguridad del Estado en defensa de la Revolución . Recuerdo que en las clases de Español y Literatura, en la secundaria, me dedicaba a escribir mientras mis compañeros, ansiosos, esperaban un adelanto. Ellos fueron mis personajes inspiradores y los primeros lectores fanáticos que conocí en mi vida. Después, ya en el pre, me pusieron el sobrenombre de Agatha para cubanizarlo, chotearlo casi de inmediato, por La Gata Triste. Pero dentro del relajo del cual no nos podemos sustraer en la Isla, había un apoyo que jamás me ha faltado. Estos fueron mis comienzos en el género, del cual me separé poco después y durante mucho tiempo, imbuida en los estudios y en la búsqueda de mi propio estilo. Escribí muchos textos a partir de mi entrada en la Universidad, más rebuscados en el lenguaje. Descubrí el ensayo y me hice adicta al género. Cuando salí de Cuba, en 1997, comencé a organizar Del otro lado, mi vida, que cuando aquello tenía otro nombre. Cuando, en el 2006, obtuve dos premios en España con cuentos policíacos, comprendí que estaba de vuelta. Y decidí, entonces, hacer algo diferente en el género y por el género.

Pertenezco a una generación de escritores que se formó en los talleres literarios en la década del 90. La mayoría de los talleristas con los que compartí forman parte de una importante pléyade de autores que comenzaron a ganar muchos de los premios nacionales a partir de esa década. La gran mayoría no escribía literatura policíaca, porque Cuba es un país de poetas. Como bien dijera José Lezama Lima. “Nuestra Isla comienza su historia dentro de la poesía”. Esta tradición se ha mantenido a lo largo del tiempo junto a otra premisa ineludible: la cubanidad, la presencia de Cuba, en toda la obra de los autores, se escriba dónde se escriba y sea del género que sea. Formas de hablar, problemas sociales, culinaria, religiones, música, historia, son elementos que la literatura cubana ha reflejado a lo largo de los siglos como signo distintivo de una tradición que no se olvida.

Del otro lado, mi vida es una novela cubana que responde a muchas de mis concepciones de cómo debe ser la narrativa negro-policíaca actual. Desgraciadamente, todavía muchos críticos y lectores piensan que el género pertenece a la baja literatura, a lectores sin bagaje cultural. Literatura de masas para iletrados y gente sin estudios, incapaces de leer a la alta cultura. Estas poses que subvaloran el papel del género y lo colocan en un sitio peyorativo ignoran que Literatura la hay buena y mala dentro de cualquier tema, género, tiempo y lugar. Y es lo que trato de demostrar en esta novela, con elementos de la posmodernidad aplicados al género, como la fusión de la novela histórica con la policíaca clásica, la ruptura del hilo conductor, la inclusión del texto ensayístico breve dentro de la trama. Junto a todos estos elementos formales sobrevive una historia de amor, locura y muerte –parafraseando a Quiroga- en la cual un asesino en serie será el azote de las jineteras mulatas de ojos verdes en La Habana de fines del siglo XX , amparado en una leyenda del siglo XVIII. Y es, además, una novela autobiográfica –no porque haya conocido al fantasma, conste-, largamente elaborada, que ha sufrido transformaciones hasta llegar al texto que hoy pongo en sus manos.

El género negro-policial, a nivel mundial, ha tomado auge en los últimos años. La violencia generada en todos los países obliga a la literatura a tomar cartas en el asunto. Y aunque la realidad diaria supera cualquier ficción, el género avanza por un camino saludable. Los escritores de América Latina tienen un doble reto en este sentido. Dice Ampuero en su novela El caso Neruda que Holmes, Poirot, Maigret, no sabrían qué hacer en nuestros países: a la primera, les robarían la cartera en el metro o los secuestrarían en un taxi. Porque nuestra realidad difiere de sus casos magistrales y ya clásicos, por lo que necesitamos detectives diferentes, nuestros: un Mario Conde que se dedica a la venta de libros o un Héctor Beloascoarán que recorre el D.F en sus bajos fondos, por sólo citar dos de los más conocidos. Hombres que no son perfectos, llenos de problemas existenciales, capaces de ser seres de carne y hueso; borrachos, mujeriegos, detractores, cómplices pero, fundamentalmente, gente que lucha contra el crimen dentro de una sociedad negra sin valores y sin escrúpulos. Esta literatura negra-policíaca es, actualmente, el más fiel reflejo de los problemas sociales del continente.

No los voy a cansar con un tema harto apasionante, del cual podríamos discutir durante horas. Del otro lado, mi vida, responde a una larga tradición del género en Cuba, con los temas nuevos que la sociedad vive y con la inclusión de una serie de elementos que representan a la posmodernidad. Los invito a leerla y a que saquen sus propias conclusiones. Eso sí: si les tienen miedo a los fantasmas, jamás visiten El Morro de La Habana.

MUCHAS GRACIAS