QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

miércoles, 29 de octubre de 2008

OTRO CUENTO


Espero hayan leído el cuentecito de las 200 palabras. No es un relato para regocijarse, aunque sospecho que le habrá gustado a las feministas. El de hoy es bien diferente... ya me dirán.





“ LA ETERNIDAD QUE AGONIZA”
No puedo pretenderlo todo, dijo ella. Y los ojos se le acusaron de mareas extraviadas, No puedo ser la aurora de los días perdidos por la Humanidad, Pero puedes hacerme el amor, le dijo él, Cuánta mentira en esa frase, más que hecha, el amor no se hace, lo puedo escribir, quizás describir; lo puedo gritar entre sábanas cómplices de tardes adúlteras, pero no lo puedo hacer, ¿Y construir? ¿No puedes construir el amor?, Puedo, eso sí, con las manos como palas y los labios armando el cemento. Y una cintura que comenzó a dibujar, una mañana cualquiera, un giro de incertidumbres en la mirada de los hombres. Caminaba como si el mundo fuera su cuerpo y el espacio que habitaba, sólo una instantánea de complacencias, ¿Harás ladrillos con mi saliva?, No seas cursi, aquí la escritora soy yo, armo palabras y las escondo entre los pliegues de mi permanencia. Una permanencia de olores inciertos envolvía a aquella mujer de mirada precisa y risa larga, Jamás podrás poseer mi mente, soy la esencia de las fronteras y los firmamentos, Pero tu cuerpo es mío, Si un fogonazo de placer te hace sentir dueño de algo, piensa entonces qué distante está la eternidad.

Manos que iniciaban un rito en el cuerpo desnudo, desnudez implícita en las palabras que descubrían, descubrimiento único de la nostalgia sobre las olas y el deseo en la penumbra de la espera, espera sin espera entre años acumulados y sueños de jóvenes, jóvenes eran cuando sembraron la duda en el cuerpo del otro, el otro que era nada en una ciudad dormida, dormida estuvo siempre, sin saberlo, creyendo que amaba y engañando el hambre, hambre de cuerpos, su cuerpo, adivinado entre sus manos, manos que iniciaban un rito en el cuerpo desnudo, desnudo al fin, más allá de sus sueños nocturnos. Y de la espera.


Un camino iniciado con un simple soplido, no tan infantil, no tan inocente, que despertó uñas, dientes, saliva, éxtasis, No desates el vendaval si no estás consciente de la tormenta, porque los santos también lloran, Tú no eres santa, yo te voy a santificar en la cabalgata. A la caza de los estertores se batían las manos. A la lucha de los quejidos conducían los movimientos, No soy hermosa ni mi cuerpo es perfecto, Eso lo supe desde siempre, pero eres La Elegida para derretir las estatuas de semen. Semen que cruza los mares y se lanza a la conquista de siglos de dudas, dudas que ya han muerto entre los últimos rayos de una tarde, No, no agoniza la tarde, morimos nosotros intentando retener un espacio, Pero tú marcharás y nos volverá a quedar sólo la nada. La nada que abre las puertas a lo más recóndito de los senderos náufragos, sin juzgar, sin maldecir. Sólo muriendo con la tarde, entre jadeos y movimientos, risas y llantos, sin concesiones, sin plegarias. Y con la culpa de los siglos sobre los hombros. Sobre el sexo triste de amaneceres pálidos, Eres un oasis en medio del deseo, Pero no estaré mañana. Mañana es una quimera para el último grito, para la morbosidad de mordidas y lágrimas, Mañana es una nave que se llevará mi fortuna a otras tierras, o a otros cuerpos, Tal vez ése sea tu signo, construir con palabras lo que el cuerpo no devora. Voracidad múltiple de silencios sin complicidad, Quiero poseer tu cerebro, mujer, quiero morar en él sin compromisos, El cuerpo, el cuerpo sólo es tuyo, o de nadie, quién sabe.

Una queja. Apenas un murmullo. Un grito largo, exánime. Un deseo largamente cubierto. Lágrimas que mojan el mar. Mareas que subvierten el orden. Una duda que implora la eternidad que agoniza.

MÉXICO, D.F, 8 DE OCTUBRE DE 2008
YAMILET GARCÍA ZAMORA

sábado, 25 de octubre de 2008

ENTRE TUS LABIOS Y LA RISA DE ELLA



En el post anterior les hablé de la convocatoria del concurso de 200 palabras, lanzado por la Asociación Novelpol -amigos de la Literatura policíaca. La respuesta ha sido impresionante y aunque la convocatoria estará abierta hasta diciembre, ya hay varios y muy interesantes cuentos.


Les dejo el link porque mi cuento, " Entre tus labios y la risa de ella" salió publicado ayer. Allí mismo me pueden dejar sus comentarios: http://blognovelpol.blogia.com/


Los espero.

martes, 14 de octubre de 2008

CONCURSO DE 200 PALABRAS ASESINAS


Hoy les traigo un concurso muy original y difícil: escribir un cuento negro-policíaco en sólo 200 palabras. Todo un reto. Arriba, adelante, que aquí vienen los datos. Si entran en el blog de novelpol -de donde está tomada la noticia- podrán leer algunos de los mini relatos que ya fueron subidos: http://blognovelpol.blogia.com/Y suerte a todos.






Las 200 palabras de Novelpol

Empezamos un concurso "Las 200 palabras de Novelpol".
En ese límite tendremos que construir un cuento-relato de género negro-criminal. Cada día se publicará en el Blog el que se reciba o reciban. El premio los 5 mejores libros de lengua castellana de 2008. El final del concurso lo vamos a fijar el 31 de Diciembre de 2008.
Para enviar la dirección electrónica será: crucedecables@gmail.com
PD. No valdrán ni 199 palabras ni 201. 200+Título y autor.
Enhorabuena, y ahora pondré un ejemplo en el siguiente post, que no entra en concurso.
Mucha Suerte

viernes, 10 de octubre de 2008

TRIBUTO A JUAN CLEMENTE ZENEA II

De todos los poemas de Zenea, éste es el que más cercano siento. Tal parece escrito en el siglo XXI -o hacia el siglo XXI desde el XIX. El poeta nos impreca, nos invoca, nos pide cuentas por lo que no hemos sido capaces de hacer. Porque, al igual que él, seguimos teniendo una patria promisoria y necesitamos otros hombres y otro siglo para poder construir la nueva patria.



" En días de esclavitud"
Muéveme el buque y la apiñada gente
se apresura, se va, vuelve, se agita
monta el ancla en la proa el corvo diente,
y el opreso vapor se escapa y grita.
Se abrazan los amigos angustiados,
llega el instante del partir supremo,
sepáranse las barcas de los lados
y el agua surcan al compás del remo.
Al soplo de la brisa gemidora
colúmpase la nave y se adelanta,
rompe el mar con su cortante proa
y espuma hirviente en su redor levanta.
Pensando en el pasado y lo futuro,
tendida como un cisne sobre el llano,
quédase al pie del artillado muro
la señora del Golfo Mejicano.
Y ya la cabellera oscura ondea
del humo vago en la región vacía,
y sobre el tope el pabellón flamea,
y partimos... y ¡adiós, oh patria mía!
Vienen de la ciudad voces lejanas
que el desgraciado corazán oprimen,
y al toque de oración de las campanas
los ecos tristes de la tarde gimen.
Asoman solitarias las estrellas,
y engalanan las orlas del espacio
las tintas melancólicas y bellas
del ópalo, las perlas y el topacio.
Empieza a vacilar la incierta raya
que dibujan las costas y los montes,
húndese las palmeras de la playa
y se visten de azul los horizontes.
El sol, al ver la luna, corta el paso;
y se ven suspendidos, frente a frente,
un globo de oro y sangre en el Ocaso
y un globo de alabastro en el Oriente.
¿Y adónde vamos? ¡Ay!, mejor sería,
en vez de errar sobre volubles olas,
estar mirando fenecer el día
desde el umbral de nuestro albergue a solas.
Errante, silencioso y descuidado,
más me pluguiera, en el agreste asilo
de algún bosque secreto y apartado,
lejos del mundo suspirar tranquilo.
¿Qué nos fuerza a emigrar? Si yo quisiera
vivir del deshonor y la perfidia,
volver a Cuba y despertar pudiera
de viles gentes la rabiosa envidia.
Que allá, para morar como los brutos,
basta ser el oprobio indiferente,
llevar a Claudio César los tributos,
postrarse humilde y doblegar la frente.
Basta seguir de la lesonja el gremio
para gozar imperturbable calma,
por torpes vicios merecer un premio
y de una vez sacrificar el alma.
¿Por qué dejamos la mansión querida
donde vimos la luz? ¿Por qué la suerte
cambia estos campos de esplendor y vida
por otros, ¡ay! de oscuridad y muerte?
Porque buscamos libertad y vemos
la fe perdida y la existencia ajada,
y ya no más sobrellevar podemos
la esclavitud de nuestra tierra amada;
porque nos niega su favor el cielo,
y tú, ¡rudo opresor!, no nos cedistes
¡ni un solo palmo en nuestro mismo suelo
para aterrar a nuestros hijos tristes!
II
¡Señor, Señor, el pájaro perdido
puede hallar en los bosques el sustento,
en cualquier árbol fabricar su nido
y a cualquier hora atravesar el viento.
¡Y el hombre, el dueño que a la tierra envias
armado para entrar en la contienda,
no sabe, al despertar todos los días,
en qué desierto plantará su tienda!
DEjas que el blanco cisne de la laguna
los dulces besos del terral aguarde,
jugando con el brillo de la luna,
nadando entre el reflejo de la tarde.
¡Y a mí, Señor, a mí no se me alcanza
en medio de la mar embravecida,
lugar con la ilusión y la esperanza
en esta triste noche de la vida!
Esparce su perfume la azucena
sin lastimar su cáliz delicado
y si yo llego a descubrir mi pena,
me queda el corazón despedazado.
¿Y quién soy yo? ¡Poeta vagabundo
que vengo como réprobo maldito
a cantar una hora en este mundo
en presencia de Dios y lo infinito!
Vengo a pulsar el arpa en breve instante,
y en mi suerte más bella solo espero
encontrar mi sepulcro, como Dante,
por las sendas, tal vez, del extranjero.
La estrella de mi siglo se ha eclipsado,
y en medio del dolor y el desconsuelo
el lirio de la fe se ha marchitado
y no hay escala que conduzca al cielo.
Van los pueblos a orar al templo santo
y llevan una lámpara mezquina,
y el Cristo allí sobre la cruz, en tanto,
abre los brazos y la frente inclina.
Voluptuoso el amor en los placeres
no busca mirtos, ni laurel aguarda,
y cubren con un velo las mujeres
el ángel adormido en su guarda.
Tengo el alma, Señor, adolorida
por unas penas que no tienen nombres,
y no me culpes, no, porque te pida
otra patria, otro siglo y otros hombres;
que aquella edad con que soñé no asoma;
con mi país de promisión no acierto;
¡mis tiempos son los de la antigua Roma,
y mis hermanos con la Grecia han muerto.

sábado, 4 de octubre de 2008

TRIBUTO A JUAN CLEMENTE ZENEA I

El poeta fue asesinado en La Cabaña por las tropas españolas. Eso lo sabía yo desde que estudié la Licenciatura. Pero visitar el cenotafio en el Foso de los laureles, escenario de tantos fusilamientos, fue una experiencia única. Después, vendrían días de trabajo, visitas guiadas a muchos militares que contaban espeluznantes historias allí, al pie de los muros acribillados. Pero la presencia de Zenea siempre estuvo conmigo, en un lugar marcado por la sangre y el odio.

Recuerdo un día que organicé un homenaje al poeta. Una especialista en Literatura dio una conferencia, leyó los poemas más hermosos del bardo cubano. Y bajamos al foso, en procesión silenciosa, con una ofrenda floral al poeta olvidado. Creo que fue la única vez en La Cabaña que se hizo -al menos, en los seis años que trabajé allí. Y aunque sólo nos acompañaron los muchachos del Servicio Militar y el grupo de jóvenes museólogos, sentí que había hecho algo muy importante en su memoria.Porque aunque la mayoría de los habaneros desconoce la sangrienta historia del Foso de los laureles desde el siglo XIX hasta bien entrado el XX y sólo los especialistas saben del calvario de Zenea; aunque son pocos los que conocen del cenotafio triste abandonado a la desidia, Zenea siempre estuvo conmigo en esos años de La Cabaña.