QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

lunes, 30 de junio de 2008

DEL OTRO LADO MI VIDA Y EL POLICIAL CUBANO ACTUAL. SEGUNDA PARTE


Del otro lado, mi vida, es una novela cubana que no puede desmarcarse de una tradición tan enraizada en escritores y lectores. Es, por lo tanto, una obra policíaca pero no negra porque todavía no se separa de ciertos elementos del enigma clásico –incluyendo a los policías, la viejita del CDR y los colaboradores. Coquetea –eso sí- en la denuncia de los males que aquejan a la sociedad cubana de hoy porque de igual forma que no se pueden soslayar a los investigadores que forman parte de la policía o a ciertos órganos populares que rigen la vida de Cuba tampoco se pueden obviar a jineteras, santeros, homosexuales, salidas ilegales del país, descontentos. Si borramos ambos polos estamos representando una Cuba que no existe. Pero no es una visión descarnada y negra de la realidad cubana sino que intenta ser básicamente poliviogra con un ingrediente que el género no ha explotado en Cuba: la novela histórica.

Del otro lado, mi vida, se narra en dos bloques temporales diferentes, aunque el espacio sea único: un bloque narrativo que se desarrolla durante la toma de La Habana por los ingleses en 1762 y otro en La Habana de fines del siglo XX. Personajes y hechos históricos reales, mitología africana representada en los cultos sincréticos afrocubanos, la vida en La Habana del siglo XX con sus carencias y sueños, el amor dividido por diferencias raciales, primero y por desavenencias políticas, después; un esquizofrénico dueño de una leyenda fantasmal, se conjugan para crear una trama llena de laberintos donde los personajes duales Juan Pontón-loco y Helena-María Josefa cuentan una historia alucinante, ficcional, histórica, policíaca, actual, donde un asesino en serie se convertirá en el azote de las jineteras mulatas de ojos verdes que se atrevan a ejercer su oficio en las noches románticas del Morro de La Habana.

La novela tiene una estructura dividida en tres partes y tres treguas:
- PRIMERA PARTE: SILENCIO, SILENCIO
LA NOCHE LLEGÓ
- SEGUNDA PARTE: DEL OTRO LADO, MI VIDA.
- TERCERA PARTE: CASO FANTASMA


- PRIMERA TREGUA: DEDICADA A LA HABANA. CUANDO TERMINA LA PRIMERA PARTE.
- SEGUNDA TREGUA: DEDICADA A INGLATERRA. A MITAD DE LA SEGUNDA PARTE
- TERCERA TREGUA: DEDICADA A ESPAÑA. A MITAD DE LA TERCERA PARTE.

El sistema de personajes de la obra está construido a base de dualidades. Los protagónicos María Josefa-Helena muestran a dos mujeres separadas en el tiempo –Helena vive en La Habana moderna y María Josefa es una esclava de 1762- pero que por designios de los santos son una. María Josefa habita en Helena como una presencia que reclama atención y ayuda.Por otra parte, Juan Pontón, personaje histórico del siglo XVIII, recobra vida en el Juan Pontón moderno, en este caso, por casualidades del destino que les ha otorgado el mismo nombre y apellido. Juan Pontón II, el loco, se cree una especie de reencarnación del alférez de la corona española y realiza sus crímenes en nombre de la justicia y el amor. No obstante, el esquizofrénico, en su fijación, dice los parlamentos más dolorosos de la obra porque se siente atacado al ver que las mujeres cubanas venden su cuerpo a los extranjeros. Esto es una clara alusión a un problema de Cuba que se ha dado en llamar jineterismo: la prostitución en búsqueda de dólares o regalos por parte de extranjeros. Juan Pontón I es el coprotagónico de María Josefa y el II el de Helena. Pero también El Cubo, el policía que sigue la investigación de los asesinatos del Morro es el coprotagónico de Helena, con quien sostiene una relación tempestuosa.

El resto de los personajes, principales y secundarios, contribuyen a completar la trama. Una dualidad interesante es la que conforman El Cubo y Julio, una especie de Holmes y Watson. Totalmente diferentes en su forma de ver la vida, estos amigos comparten sus trabajos, son compadres pero, al mismo tiempo, difieren ostensiblemente en sus posiciones. Esta gama de personajes se mueven entre la ficción y la historia para concederle a la novela una serie de subtramas que van tejiendo el laberinto de la narración.

Narrada en tercera persona omnisciente, con cambios a segunda y monólogos, Del otro lado mi vida indaga en la Historia a partir de una ficción policíaca. La novela moderna utiliza este tipo de recursos literarios en el proceso escritural donde la investigación minuciosa de ciertos momentos históricos proporciona el trasfondo contextual de lo que se cuenta. Esto permite recrear personajes y hechos históricos e, incluso, crear vidas completas a partir de la realidad.

Una peculiaridad de la obra son las tres treguas. No es común que una novela utilice un recurso ensayístico en sus páginas pero la posmodernidad ha abierto las fronteras en los géneros. Dentro de la narración policial aparecen estas treguas, especie de pequeños textos argumentativos con carácter histórico que responden, cada uno, a una hipótesis. La primera, inmersa en el escrito, es, ¿ ERA LA HABANA UN LUGAR INEXPUGNABLE EN 1762? La segunda, más obvia, aparece al final del primer párrafo, ¿ QUIÉN ERA INGLATERRA EN 1762? Por último, la tercera, diluida en el texto, es ¿PODÍA ESPAÑA DEFENDER A CUBA? Y, definitivamente, ¿POR QUÉ NO LO HIZO? Las tres treguas cumplen una función manifiesta: hacen de descanso dentro de la historia policial, aporta datos históricos concretos y rompe con el esquema “clásico” de la novela al utilizar el género ensayístico.

Del otro lado, mi vida se inserta dentro de una tradición literaria cubana –el género policíaco- que está en pleno auge en estos momentos. Entronca con la misma en tanto conjuga los elementos del policíaco clásico de enigma: un asesino en serie, un investigador holmesiano con su Watson acompañante, una serie de pistas, la resolución del crimen. Pero aquí hay también la recreación de una vieja leyenda en un castillo habanero a los que se suman los dioses afrocubanos y los amores imposibles. Al reconstruir y reficcionar la historia desde una óptica moderna, la novela propone un nuevo camino no explorado todavía por la literatura policíaca cubana: el policial neo-histórico con elementos de las leyendas populares. Y es que, queramos o no, Juan Pontón, el fantasma sin cabeza, sigue saliendo en las noches del Morro.

De la nada surgió la primera figura, alta en su presencia imaginada en los muros, esbelta en los pasos majestuosos, sublime en la forma de llevar la espada. Un espeso fluido invisible le corría por el cuello, las manos, los brazos. El color del traje se confundía con el líquido que brotaba de la cabeza. La levantó, agarrándola por los cabellos y, espada en mano, caminó hacia las sombras que lo protegían y cobijaban. Las luces del Faro atravesaban su cuerpo sin proyectar sombras. Era el jefe indiscutible de la noche del Morro. Un ejército de entes inimaginables le salió al encuentro, cubriendo cada una de sus postas. Algunos carecían de piernas o de extremidades superiores; otros, presentaban en su cuerpo boquetes de una desmesurada profundidad. Nada importaba en aquel mudo y etéreo relevo de guardia. Todos conocían su puesto sin intercambiar palabras o gestos. La larga figura vestida de rojo chequeaba en silencio la perpetuidad de la Historia y sus Mitos. El cañonazo lo sorprendió frente a la tarja de Texeda. Hizo un saludo militar, reglamentario, a su capitán caído y se esfumó hasta el próximo martes.

MUCHAS GRACIAS.

miércoles, 25 de junio de 2008

DEL OTRO LADO MI VIDA Y EL POLICIAL CUBANO ACTUAL. PRIMERA PARTE

El lunes 24 de junio presenté el examen profesional del Doctorado en Creación Literaria en Casa Lamm. El tema de discusión fue, precisamente, el del título que encabeza este escrito. Estoy muy complacida por los resultados obtenidos y por el público que me acompañó, al que quiero agradecer su apoyo. Hoy les presento la primera parte de la disertación y en los próximos días iré subiendo el texto completo, que espero disfruten.

Antes de entrar de lleno en la novela que nos ocupa hoy, permítanme un breve recuento de la literatura policíaca, con el objetivo primordial de contextualizar el tema que nos reúne. La literatura policíaca, como género, nace con Edgar Allan Poe ( 1809-1849 ) y su detective Auguste Dupin en La trilogía Dupin –conformada por “Los crímenes de la calle Morgue”, “La carta robada” y “El misterio de Marie Rogêt”. La crítica ha considerado, mayoritariamente, a Auguste Dupin como el paradigma del detective analítico que aplica la razón para resolver los casos. Su figura, por lo tanto, es adoptada sucesivamente como clásica para los escritores policíacos de todos los tiempos. Fue publicado por primera vez en abril de 1841. En estas historias, que marcarían la fórmula clásica policíaca, se plantean los pasos que durante mucho tiempo rigió a dicho género: un asesinato (o robo), una serie de sospechosos, un detective brillante que descubre al asesino o ladrón. En Inglaterra, Arthur Conan Doyle seguiría los pasos de Poe con Sherlock Holmes y Watson. A partir de su primera obra, Estudio en escarlata, de 1887, Conan Doyle se colocaría como el autor más conocido en el género. Las obras de Doyle han sido llevadas al cine, teatro, cómics y la vida y figura de Holmes constituyen uno de los grandes mitos literarios, con su museo incluido en Londres. . Aunque sólo protagonizó cuatro novelas y 56 relatos, es quizás el detective más venerado en el mundo.
La escritora inglesa Agatha Christie, creadora del detective Hércules Poirot y de la muy sui géneris investigadora Miss Marple es otra de las figuras relevantes en el género policíaco. En sus ochenta novelas utiliza diversos métodos para desarrollar sus tramas, desde el enigma de la habitación cerrada –que había iniciado Poe-, pasando por la novela donde todos los sospechosos van muriendo –Los Diez negritos- hasta el relato de la historia en boca del asesino.
En Estados Unidos se da un fenómeno muy interesante en el género ya en el siglo XX. En 1922 la revista Black Mask empezó a publicar un nuevo tipo de relato policial con un detective no del todo íntegro, que se movía en una sociedad donde la corrupción y la violencia habían penetrado en sus más íntimos recovecos. De esta manera aparece la llamada novela detectivesca hard-boiled, con Dashiell Hammet y El halcón maltés, de 1930. Con Sam Spade, el protagonista de El halcón maltés, se inaugura un nuevo antihéroe, un hombre común que observa la vida con la mirada del hombre de la calle, de moral y ética equívocas, defensor de los derechos humanos pero a su propio modo; bebedor y cínico, salvaje, imprevisible y desconcertante, que no perdona a nadie, esté vivo o muerto, sea hombre o mujer; sin escrúpulos para enredarse con la esposa de su socio pero con la necesaria conciencia como para entregar a la mujer que cree amar pero que reconoce como culpable de un crimen.
Raymond Chandler, uno de los grandes escritores de esta corriente, en El simple arte de matar cita a Dashiell Hammett como el escritor que “extrajo el crimen del jarrón veneciano y lo depositó en el callejón”. Nacía la novela negra, el género del mundo profesional del crimen, como un fiel reflejo del universo americano, sus tradiciones y su contexto.

La literatura policíaca se divide, a partir de 1922, en dos grandes grupos: la que responde al modelo inglés del enigma y la que se acerca más al modelo norteamericano duro. En simples palabras: la del detective holmesiano y la negra. A partir de estos dos grandes bloques, surgirán toda una serie de “ismos”, capaces de incorporar humor, historia, ciencia ficción, erotismo, vampiros, etc, etc, para constituir una especie de novela social multi temática en la que podemos encontrar héroes de los más disímiles credos y trabajos ligados al mundo del crimen.

Después de este muy breve recorrido por la novela policial -y no es por un capricho mío sino porque el examen profesional es acerca de Del otro lado, mi vida, novela policíaca que se inserta dentro de una tradición imposible de soslayar- es necesario abarcar la presencia del género en Cuba Se han encontrado ejemplos aislados de literatura policial en Cuba en épocas tempranas del siglo XX, como la novela Fantoches, escrita en 1926 entre un grupo de intelectuales cubanos, diez en total, y publicada en la revista Social. Es ésta la primera vez en que se da a conocer una obra de temática policial en la Isla. Antes de enero de 1959, los lectores nacionales dependían fundamentalmente de los autores norteamericanos para la lectura de obras de temas policiales o de algunos nombres famosos europeos, en traducciones publicadas en las revistas semanales A partir del decenio de 1960 es que el género irrumpe, con dos novelas muy cercanas en cuanto al año de publicación: Enigma para un domingo (1971), escrita por Ignacio Cárdenas Acuña, y La ronda de los rubíes (1973), de Armando Cristóbal Pérez .

La novela policial cubana alcanza su máximo esplendor a partir, precisamente, de lo que se ha dado en llamar el quinquenio gris, aunque para algunos críticos fue más bien una década negra. A partir de la convocatoria del concurso de literatura policíaca auspiciado por el MININT – del que soy una especie de hija rebelde- surgió y se propagó por el país una literatura que se basaba en los cánones de la novela de enigma inglesa pero con una peculiaridad manifiesta: de un lado, estaban los órganos de la seguridad el estado, los CDR, el pueblo ansioso por defender los logros de la revolución, es decir, los buenos y del otro los delincuentes contrarrevolucionarios o los agentes de la CIA, es decir, los malos. Como bien afirmara Leonardo Padura

… en lo fundamental se trabajó sobre una retórica que se repetía de obra en obra y sobre un modelo que difícilmente permitía las innovaciones genéricas e, incluso, la profundización artística de los contenidos o la problematización veraz de los personajes…

Si la nueva novela policíaca de los otros países de la lengua se imponían una actitud desacralizadota ante el género y asumían los cambios de la posmodernidad… los policíacos cubanos… se lanzaron a la creación de una literatura apologética, esquemática, perneada por concepciones de un realismo socialista que tenía mucho de socialista pero poco de realismo…


Restringidos dentro de esos cánones inviolables, pocas obras llegaron a salvarse e imponer ciertos criterios esteticistas. Tal es el caso de El cuarto círculo (1976) escrita a cuatro manos entre Luis Rogelio Nogueras ( Wichy) y Guillermo Rodríguez Rivera; Y si muero mañana ( 1977 ), del propio Wichy y Joy, ( 1978) del uruguayo radicado en Cuba Daniel Chavarría. Pero al arribar la década de los 80, la narrativa policíaca cubana se había sumido en el cansancio de los clichés. La creación de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos en 1985 propició el acercamiento con otros autores del mundo y el conocimiento de los nuevos caminos tomados por el género policial. Y es entonces cuando se produce un viraje en las obras. Esta nueva época la encabeza Leonardo Padura, quien comienza a escribir su serie sobre el teniente Mario Conde a comienzos de la década de los años noventa. Hay que anotar la fecha, imprecisa y recurrente en sus libros. Es el momento en que la novela policial adquiere carta de ciudadanía literaria en Cuba y el género retoma el carácter de denuncia que lo caracteriza.

Uno de los méritos de Padura, como escritor policial, es haber logrado librarse de las ataduras ideológicas e insertar en la realidad cubana a un policía similar al protagonista de las obras de Hammett y Chandler, y poder eludir el hecho de que en éstas el héroe no es un policía sino un detective privado (en muchas ocasiones un ex policía o agente del fiscal), quien precisamente por su rechazo a la moral del establishment y de sus cuerpos represivos adopta un código propio.
Cuando el teniente Conde era policía, siempre se caracterizó por ser un hombre solitario y singular entre sus compañeros. Un oficial que conservaba su entereza y luchaba por la supervivencia de sus valores en crisis. Un miembro de la policía que en realidad actuaba y pensaba como un detective privado, al estilo norteamericano.

A partir de la década de 1990, Padura introduce en la narrativa policial el tema negro cubano, marcado por la situación social del país en lo que se dio en llamar Período especial. No es una copia mimética de su antecesor norteamericano sino, otra vez, sacar el crimen a la calle y ponerlo en manos de los sectores más oscuros y marginados de la población. Padura recrea La Habana de los bajos fondos que había sido relegada en el período del romanticismo paradisíaco policial cubano. De esta manera, se entronca con obras del mexicano Paco Ignacio Taibo II (1949) quien, en 1976, publicara Días de combate, una obra negro-policíaca, donde un detective privado develará el submundo negro de la ciudad de México o del brasileño Rubem Fonseca (1925) donde retrata, en estilo seco, áspero y directo, la violencia humana, en un mundo donde marginales, asesinos, prostitutas, delegados y pobres miserables se mezclan. La novela negra en América Latina adopta, al igual que lo hizo décadas antes la norteamericana, su realidad social y la afronta en toda su “negritud” para develar el mundo criminal que lo circunda.

Padura conjuga la labor de un policía, Mario Conde, devenido luego en vendedor de libros por cuenta propia y detective por convicción –alejado de los clichés inviolables de años anteriores- con la realidad de las calles habaneras, por lo que novelas se van complejizando en su visión descarnada de una Cuba muy diferente: jineteras, contrabandistas, mercado negro, asesinatos, corrupción, comienzan a desfilar no sólo por las novelas y cuentos de Padura, sino también por la pluma de otros autores, entre los que destacan, en la actualidad, dos nombres que representan a la vertiente más nueva de la novela negra cubana: Amir Valle ( 1967 ) y Lorenzo Lunar ( 1958 ). El nuevo fenómeno policial negro cubano –o poliviogra, como me he tomado la libertad de llamar en más de una ocasión a esta vertiente que integra lo policíaco, la violencia social y los aspectos más negros de la sociedad actual- está representado por novelas como La neblina del ayer ( 2005), de Padura; Santuario de sombras ( 2007 ), de Amir Valle y Usted es la culpable ( 2003) , de Lorenzo Lunar, que le han dado nueva vida a la novela policíaca cubana de finales del siglo XX y principios del XXI.

La novela policíaca cubana transitó por un período que va de los textos de enigmas estilo inglés, con personajes colectivos que participaban en la resolución de los crímenes; con héroes socialistas inmaculados en una lucha sin cuartel contra la CIA y los delincuentes financiados por la Agencia, a una etapa que devela los problemas más acuciantes de la calle, lo negro más negro de una sociedad que no es perfecta y que lucha por sobrevivir a toda costa. En las dos etapas –de 1975 a 1990 y de esa fecha a la actualidad- el género cumplió sus objetivos. Porque no se puede negar que, con sus errores, sus clichés y su afán de purismo moral, la primera etapa sentó las bases del género y creó un público ávido de lecturas detectivescas que ahora, en pleno siglo XXI, devora todo lo que éste u otro género ponga en sus manos. Porque la novela negra, policíaca y poliviógrica es, por excelencia, la novela que más se lee en Cuba.

miércoles, 18 de junio de 2008

CARTA ABIERTA A FIDEL CASTRO


"NADIE DESCALZO SOBRE EL TEJADO DE VIDRIO" POR: REYNALDO ESCOBAR.

El ex presidente Fidel Castro acaba de publicar un prólogo al libro Fidel, Bolivia y algo más en el que descalifica el blog Generación Y que hace en Internet mi esposa, la blogera Yoani Sánchez. Desde el primer día ella ha puesto su nombre y apellido (que él omite) con su foto a la vista de los lectores para rubricar los textos que escribe con el único propósito, repetidas veces confesado, de vomitar todo lo que le produce náuseas de nuestra realidad.

El ex presidente desaprueba que Yoani haya aceptado el premio Ortega y Gasset de periodismo digital del presente año, argumentando que esto es algo que propicia el imperialismo para mover las aguas de su molino. Reconozco el derecho que tiene este señor a hacer ese comentario, pero me permito hacer la observación de que la responsabilidad que implica recibir un premio nunca será comparable a la de otorgarlo, y Yoani, al menos, nunca ha colocado en el pecho de ningún corrupto, traidor, dictador o asesino alguna condecoración.

Hago esta aclaración porque recuerdo perfectamente que fue el autor de estos reproches quien puso (u ordenó poner) la Orden José Martí en las más nefastas e inmerecidas solapas que le fue posible: Leonid Ilich Brezhnev, Nicolae Ceausescu, Todor Yivkov, Gustav Husak, Janos Kadar, Mengistu Haile Mariam, Robert Mugabe, Heng Samrin, Erich Honecker, y otros que he olvidado. Me gustaría leer, a la luz de estos tiempos, una reflexión que justifique aquellos honores improcedentes que, para mover agua de otros molinos, enlodaron el nombre de nuestro apóstol.

Es cierto que el nombre del filósofo Ortega y Gasset puede relacionarse con ideas elitistas y hasta reaccionarias, pero al menos, a diferencia de los condecorados por el prologuista, nunca lanzó los tanques contra sus vecinos inconformes, ni construyó palacios, ni encarceló a ninguno de los que pensaban diferente a él, ni dejó en la estacada a sus seguidores, ni amasó fortunas con la miseria de su pueblo, ni construyó campos de exterminio, ni dio la orden de disparar a quienes -para escapar- saltaran el muro de su patio.

TOMADO DE: http://desdecuba.com/reinaldoescobar/?p=31

domingo, 1 de junio de 2008

TEXTO DESCONOCIDO DE RIMBAUD

Un cineasta francés descubrió, por azar, un texto desconocido de uno de los más influyentes poetas del siglo XIX, Arthur Rimbaud.

El cineasta, Patrick Taliercio, de 32 años, encontró el documento en Charleville, la ciudad del norte de Francia donde Rimbaud nació en 1854.

Taliercio, quien está realizando un documental sobre el poeta, buscaba información en una librería de viejo cuando el dueño, François Quinart, le mostró tres ejemplares del periódico Le Progrès des Ardennes.

En uno de ellos, del 25 de noviembre de 1870, que el cineasta compró por 30 euros, aparecía un artículo titulado "El sueño de Bismarck (Fantasía)" firmado por un tal Jean Baudry.

Taliercio sabía que ése era uno de los pseudónimos de Rimbaud.

Poemas rechazados

Rimbaud escribió el texto cuando tenía 16 años de edad.

Los especialistas sabían que él había tratado de que le publicaran poemas en Le Progrès des Ardennes, que habían sido rechazados.

Pero hasta ahora se desconocía que hubiera aparecido este texto del "poeta maldito" que, poco después, sorprendería al mundo con "El barco ebrio" (1871), "Una temporada en el infierno" (1873) e "Iluminaciones" (1874).

Rimbaud tomó el pseudónimo de la comedia "Jean Baudry", de Auguste Vacquerie, un amigo cercano de Víctor Hugo.

El texto, que incluye algunas frases en italiano, como "Hi! povero!" (¡El pobre!), se centra en el primer ministro de Prusia, Otto Eduard Leopold von Bismarck, en un momento en que las tropas de Napoleón III estaban sitiadas durante la guerra franco-prusiana.

De hecho, tal vez Rimbaud nunca supo que el artículo se publicó porque, un mes después, la imprenta de Le Progrès des Ardennes fue destruida por el fuego enemigo.

El sueño de Bismarck

BBC Mundo a continuación le ofrece la que creemos que es la primera traducción al español de este texto, realizada por nuestro colega Manuel Toledo.

La traducción trata de respetar el peculiar uso de los signos de puntuación de Rimbaud.

Debajo, aparece el original en francés.




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El sueño de Bismarck

(Fantasía)

Es de noche. En su tienda, llena de silencio y de sueño, Bismarck, con un dedo sobre el mapa de Francia, medita; de su inmensa pipa se escapa una voluta de humo azul. Bismarck medita. Su índice encorvado camina, sobre el papel vitela, del Rin al Mosela, del Mosela al Sena; con la uña, rayó imperceptiblemente el papel alrededor de Estrasburgo: continúa.

En Sarrebruck, en Wissemburgo, en Woerth, en Sedan, se estremece, el dedito encorvado: acaricia a Nancy, araña a Bitche y Falsburgo, raya a Metz, traza pequeñas líneas rotas sobre las fronteras, -y se detiene...

Triunfante, Bismarck ha abarcado con su índice la Alsacia y la Lorena! - Oh! cuántos delirios de avaro, bajo su cráneo amarillo! Que deliciosas nubes de humo emite su pipa feliz!

Bismarck medita. Vaya! un enorme punto negro parece detener al índice retozón. Es París.

Así, la uñita mala, de rayar, de rayar el papel, de aquí para allá, con furia, - en fin, de detenerse... El dedo se queda ahí, medio doblado, inmóvil.

París! París! - Y bien, el buen hombre ha soñado tanto con los ojos abiertos, que, dulcemente, la soñolencia se apodera de él: su frente se ladea hacia el papel; maquinalmente, la cazoleta de su pipa, se escapa de sus labios, cae sobre el infame punto negro...

Hi! povero! abandonando a su pobre cabeza, su nariz, la nariz del Sr. Otto von Bismarck, se sumergió en la cazoleta ardiente Hi! povero! va povero! en la cazoleta incandescente de la pipa, Hi! povero! Su índice estaba sobre París! Se acabó, el sueño glorioso!

Era tan fina, tan espiritual, tan feliz, esa nariz de viejo primer diplomático! - Esconda, esconda esa nariz!

Y bien! querido, cuando, para compartir el chucrut real, usted regrese al palacio (...) con los crímenes de ... dama (...) en la historia, usted llevará eternamente su nariz carbonizada entre sus ojos estúpidos!

(faltan líneas)

Ahí tiene! Quién lo mandó a soñar despierto!

Jean Baudry



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Le rêve de Bismarck

(Fantaisie)

C'est le soir. Sous sa tente, pleine de silence et de rêve, Bismarck, un doigt sur la carte de France, médite ; de son immense pipe s'échappe un filet bleu.

Bismarck médite. Son petit index crochu chemine, sur le vélin, du Rhin à la Moselle, de la Moselle à la Seine ; de l'ongle, il a rayé imperceptiblement le papier autour de Strasbourg : il passe outre.

A Sarrebruck, à Wissembourg, à Woerth, à Sedan, il tressaille, le petit doigt crochu : il caresse Nancy, égratigne Bitche et Phalsbourg, raie Metz, trace sur les frontières de petites lignes brisées, - et s'arrête...

Triomphant, Bismarck a couvert de son index l'Alsace et la Lorraine ! - Oh ! sous son crâne jaune, quels délires d'avare ! Quels délicieux nuages de fumée répand sa pipe bienheureuse !

Bismarck médite. Tiens ! un gros point noir semble arrêter l'index frétillant. C'est Paris.

Donc, le petit ongle mauvais, de rayer, de rayer le papier, de ci, de là, avec rage, - enfin, de s'arrêter... Le doigt reste là, moitié plié, immobile.

Paris ! Paris ! - Puis, le bonhomme a tant rêvé l'il ouvert, que, doucement, la somnolence s'empare de lui : son front se penche vers le papier ; machinalement, le fourneau de sa pipe, échappée à ses lèvres, s'abat sur le vilain point noir...

Hi ! povero ! en abandonnant sa pauvre tête, son nez, le nez de M. Otto de Bismarck, s'est plongé dans le fourneau ardent Hi ! povero ! va povero ! dans le fourneau incandescent de la pipe, Hi ! povero ! Son index était sur Paris ! Fini, le rêve glorieux !

Il était si fin, si spirituel, si heureux, ce nez de vieux premier diplomate ! - Cachez, cachez ce nez !

Eh bien ! mon cher, quand, pour partager la choucroute royale, vous rentrerez au palais (...) avec de crimes de...dame (...) dans l'histoire, vous porterez éternellement votre nez carbonisé entre vos yeux stupides !

(lignes manquantes)

Voilà ! fallait pas rêvasser !

Jean Baudry
TOMADO DE: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7417000/7417173.stm