QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

miércoles, 26 de marzo de 2008

LAS ERRATAS DE PARADISO


Pongo a disposición de uds. este excelente y muy interesante texto del escritor cubano CIRO BIANCHI ROSS acerca de la novela Paradiso, de José Lezama Lima. También yo recuerdo aquel día de 1991 en el Segundo Cabo, cuando corrí de un lado al otro para, al final, quedarme sin el libro.

Chillidos, gritos estentóreos, lágrimas y ataques de histeria —como en un concierto de rock en su punto culminante— caracterizaron la presentación en la Habana, en 1991, de la segunda edición cubana de Paradiso, la gran novela de José Lezama Lima. Fue una verdadera batalla campal en que cada uno de los asistentes se mostraba decidido a conseguir un ejemplar de la obra a como fuera y actuaba en consecuencia.

La ensayista y traductora italiana Alexandra Riccio, el poeta César López y el autor de esta página debíamos presentar aquella tarde la novela que aparecía con el sello de la editorial Letras Cubanas. Nos disponíamos a hacerlo cuando el público, joven en su mayoría, cada vez más numeroso e inquieto, ahogó las palabras de Alexandra con lo que primero fue un rumor sordo y luego un grito a voz en cuello. ¡Paradiso! ¡Paradiso! ¡Paradiso!, repetía sin cansancio aquella multitud que desbordaba el amplio portal del Palacio del Segundo Cabo, sede del Instituto de Libro, en La Habana Vieja, y que para garantizar que no hubiera discursos hizo desaparecer de su soporte, en un golpe de manos sorpresivo y audaz, el micrófono que utilizaríamos, solo para devolverlo cuando se convenció de que los tres oradores habíamos desistido del empeño.

Lo que siguió fue el acabóse. Ante la multitud que rugía, se retiraron de prisa los ejemplares dispuestos para la venta. Se dijo que el libro se vendería en el interior del edificio y hacia allá se disparó la gente, solo para volver al portal, decepcionada. Allí volvió a intentarse la venta, pero tampoco pudo llevarse a cabo con el público encimado sobre las vendedoras, pese a que se hizo saber que habría libros para todos. Al fin se decidió lo que parecía más prudente y la venta se hizo a través de una ventana protegida por barrotes.

Publicada originalmente en 1966, cuando los 5 000 ejemplares de la tirada se agotaron en un decir amén, Paradiso no había vuelto a editarse en Cuba. Y en aquella ya lejana tarde de 1991 existía un atractivo más para adquirir un ejemplar de la novela. Su edición era fiel hasta el detalle al manuscrito lezamiano y salvaba las numerosas erratas y omisiones que en ediciones extranjeras se repetían desde su primera publicación en Cuba. No era una edición más de Paradiso aquella que se ponía a la venta. Era el Paradiso recobrado.

Pantagruélico, desmesurado, voraz
Tres años antes había aparecido en la Colección Archivos de la Literatura Latinoamericana, del Caribe y África del siglo XX, auspiciada por la UNESCO, la edición crítica de Paradiso. Fue un trabajo arduo que aunó esfuerzos de críticos e investigadores de varios países que debían establecer el texto fidedigno de la obra y la valoración específica de sus variantes, así como elaborar un dossier exhaustivo sobre el autor y someter el libro a análisis textuales y contextuales. Figuramos en ese equipo, entre otros, Julio Ortega, de Perú, Benito Pelegrín, de España, y los cubanos Raquel Carrió, Roberto Friol, Severo Sarduy y quien esto escribe, todos bajo la conducción de Cintio Vitier, que confiaría el prólogo de la obra a la ensayista española María Zambrano, la autora de Claros del bosque. La edición cubana de 1991 reprodujo el texto establecido en la edición crítica, aunque prescindió de su aparato erudito.

Para la edición de la Colección Archivos, Vitier y su esposa, la poetisa Fina García Marruz, cotejaron el manuscrito de Paradiso con la copia del original mecanografiado que Lezama Lima envió a la imprenta en ocasión de la edición de 1966. Lo cotejaron además con el texto de la edición príncipe de Unión, de La Habana, y con el de la editorial Era, de México, que publicó la novela en 1968, y que se consideraba hasta entonces como la más cuidada de todas. Tan fatigosa tarea llevaría a Cintio Vitier a conclusiones curiosas e inquietantes.

En su confrontación, el autor de Lo cubano en la poesía encontró que las erratas comenzaron, presumiblemente, desde el original me canografiado que Lezama entregó a Ediciones Unión. Luego, la imprenta incorporó otras. Cuando el escritor tuvo en sus manos el libro impreso, con aquella bellísima cubierta de Fayad Jamis, corrigió muchas de ellas, pero solo la tercera parte: 225. Contando nada más que las que afectan o modifican el sentido del texto, la edición de Unión tiene 798 erratas. La mexicana, 892, y algunas de estas, advirtió Vitier, son verdaderos arreglos para homogeneizar o regularizar el texto o resolver problemas de redacción que eran propios de Lezama.

Cuando traductores y editores extranjeros preguntaban al autor sobre erratas de bulto que advertían en Paradiso, Lezama no respondía o daba respuestas evasivas e insatisfactorias. En ningún caso se molestó en volver sobre su manuscrito para dilucidar las dudas. De eso hay pruebas irrefutables. Y es que Lezama, pantagruélico, desmesurado y voraz, podía permitirse esos y otros «lujos» y salir ileso y airoso siempre.

Sirva de ejemplo esta «perla». Didier Coste, el traductor de Paradiso al francés, le escribe. Trabaja, por recomendación de Lezama, con la edición mexicana de la novela, y no comprende, no puede comprender, este pasaje del capítulo VI. Dice:

«Baldovina, Violante y Cemí pasaban las mañanas, eran los reflejos, los tonos intermedios, que hacen que se retengan más semanas de vacaciones, en la azotea o en la playa».

En la edición crítica, fiel a la letra del manuscrito y de la edición príncipe de Unión, se lee, en cambio:

«Baldovina, Violante y Cemí pasaban las mañanas, eran semanas de vacaciones, en la azotea o en la playa [...] ». Siguen varias líneas y añade el autor: «[...] aquella miel de los cabellos de su hermana, parece mostrar en él como unas manchas violetas, más sensibilidad para los reflejos, los tonos intermedios, que hacen que se retenga más en el recuerdo la cabellera después que ha desaparecido la figura».

¿Qué había pasado? La línea 12 de la página 157 de la edición de Era es repetición, por error de imprenta, de la línea 30 de la misma página. Pero consultado por el traductor sobre el pasaje incongruente, Lezama explica el error como si no lo fuera. Le dice en una carta: «Esos tonos intermedios, reflejos, prolongan las vacaciones, llevándonos a pasear por las playas o por las azoteas».

¿Olalla u olaya?
A Lezama lo deslumbró la edición mexicana de Paradiso. Ese texto, del que Era hizo hasta ahora unas diez reimpresiones, se tomó para las traducciones al francés, como ya vimos, y también al inglés, italiano, alemán y polaco, y fue la base para las de Aguilar (Obras completas de Lezama Lima) y de Cátedra, aunque para la de esta última, Eloísa Lezama Lima, según confesó, la cotejó con un ejemplar de la edición de Unión con las correcciones anotadas por su hermano.

El hecho de que la edición de Era estuviera al cuidado de Carlos Monsiváis y sobre todo, de su gran amigo Julio Cortázar, conmovió profundamente a Lezama. Cortázar, en Nueva Delhi, y Monsiváis, en México, trabajaron en las galeras de la edición mexicana de la novela. El argentino tenía a la mano la edición cubana de Paradiso con las correcciones de Lezama. Pero no el manuscrito que le hubiera ayudado a solucionar numerosos problemas, y Lezama, desde La Habana, por otra parte, recordaba Monsiváis, tampoco respondía en forma satisfactoria a las consultas que se le hacían.

En una carta que remitió a Emmanuel Carballo, uno de los ejecutivos de Era entonces, Cortázar afirma que en su revisión enfatizó en la puntuación lezamiana y que prestó atención especial a todas las citas en lenguas extranjeras, donde, dice, «había las fantasías más sabrosas». En cuanto a lo primero, advierte a Carballo, que Lezama, en complicidad con los tipógrafos cubanos, «conspira abiertamente contra sí mismo por la frecuente insensatez de su puntuación». Aclara enseguida que en esto como en todo lo demás procedió a la vez con gran respeto y con gran franqueza. Un descuido advierte el argentino. En los primeros capítulos de la novela el autor utiliza el nombre de Olalla para la familia materna del protagonista; un Olalla que a partir de determinado momento transforma en Olaya hasta el final.

Pero Cortázar, en su intento de «arreglar» ciertos pasajes, provocó errores y a ellos se sumaron las erratas de la edición de Era. En resumen, tras el fatigoso cotejo de las ediciones cubana y mexicana con el manuscrito, decía Cintio Vitier: «El total de erratas advertidas en la edición mexicana es de 892, de las cuales 489 proceden de la edición cubana, lo que indica la rectificación de unas 84 no corregidas por Lezama y el añadido de 403, de las cuales habría que rebajar unos 70 presuntos “arreglos”. Estos arreglos se presumen por no ajustarse a las lecciones correspondientes de la edición cubana, ni del manuscrito, y porque traslucen el propósito de homogeneizar o regularizar el texto, o de resolver problemas de redacción que son propios de la escritura lezamiana».

Lezama Lima, sin embargo, no parece haber visto esas erratas. Cuando se publicó la edición de Era, escribió presuroso a Carballo:

«Mi querido amigo: saboreo el Paradiso mexicano, en su impecable edición, cuidada por todos lados y hecha con una amistad generosa. Enseño el libro, y me gana el gusto de todos. Es una edición que a todos nos engendra placer, por su artesanía, por la cantidad del más fino trabajo que atesora. La portada muy bella, los tipos convenientes, los márgenes adecuados, la deleitosa calidad del papel, todo ha contribuido a una edición donde está el verdadero Paradiso. Yo lo muestro orgulloso y reviso mil veces sus cuidados primores [...]».

Esa carta, aunque sin fecha, debe corresponder a mediados de septiembre de 1968. Retengamos la larga relación de elogios que encierra, y comparémosla con la que el 25 de febrero de 1970 Lezama remite a Didier Coste, que trabajaba ya en la traducción de Paradiso al francés:

«[...] Sí, la edición de Paradiso, hecha en La Habana, está llena de erratas. Pero la que yo le envié a la casa Seuil, está revisada cuidadosamente por mí. Después, para obviar dificultades, aconsejé que se utilizase la edición mexicana, la de la casa Era, que es, supongo, sobre la cual usted trabaja. Yo creo que dado el cuidado con que se hizo, sus erratas deben ser pocas, aunque yo no la he leído, pues la revisión de la misma me fatigaría».

Ya sabemos a qué atenernos cuando Lezama Lima afirma que el ejemplar de la edición cubana, superior sin duda a la publicada en México, aunque no lo reconociera, que envió a la editorial francesa estaba revisado cuidadosamente por él. Lo cierto es que habría que esperar a 1988 para que la edición crítica publicada por la Colección Archivos restituyese el verdadero Paradiso. Edición que siguió en su texto aquella edición cubana de 1991 que entre chillidos, gritos estentóreos, lágrimas y ataques de histeria reclamó el público con verdadera avidez.
TOMADO DE: http://www.juventudrebelde.cu/lectura/2008-03-02/las-erratas-de-paradiso/

viernes, 21 de marzo de 2008

DEL PROYECTO ACERCANDO ORILLAS


Hace un tiempo dije que La morada es también un lugar de encuentros entre escritores de diferentes países. Ya han tenido la oportunidad de leer textos de autores argentinos, chilenos, cubanos, mexicanos. Hoy les propongo un cuento de Álvaro Vicente Palazón (Alicante, 1991) quien es, por el momento, el escritor más joven que nos ha visitado. "Siempre nos quedará París" es un relato que demuestra un dominio de la narración y los diálogos y un sentido homenaje a una de las grandes películas de la historia del cine. Si se fijan, es un cuento que fue premiado en un concurso escolar del año 2006, cuando Álvaro tenía sólo 15 años.

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS

Desde lo alto de la ciudad, Casablanca era un mar de callejas, angostillos y estrechos pasajes desérticos, de enormes casas de blanco impoluto y grandes mezquitas. Desde lo alto, Casablanca era una ciudad desolada y triste, era una ciudad abandonada y neutra, era un laberinto y una tumba. Desde lo alto, Casablanca dejaba de ser un paraíso soñado, era el destino de los exiliados durante la guerra, era una cárcel de fácil acceso. Casablanca olía a miedo, a rencor y a desesperación. Casablanca era una ciudad en blanco y negro. Era el mundo despiadado del que todos hemos oído hablar. Era una ciudad sin corazón.
Coronaba aquel mundo de sueños deshechos e ilusiones olvidadas a la fuerza un bar: el Rick’s Café. En él se reunían los pocos que conservaban la fe y algunos otros que nunca conocieron el significado de esa palabra. Rick, el dueño, era uno más de todos ellos. Tan sólo una diferencia le separaba del resto; él sí había tenido oportunidad de escapar de aquella prisión. Cuando la noche vestía de luto todas las esquinas de la ciudad, abría el local. Sentado frente a la barra del bar, sujetando un martini doble con la mano derecha, un pitillo entre los labios y ataviado con una lustrosa pajarita y un traje blanco y negro, esperaba a que poco a poco se llenase el bar. Mientras tanto recordaba impasible con cara de vida desperdiciada los momentos en París donde conoció a aquella mujer que ahora regresaba a su vida y que le situaba en un dilema.
-Señor Rick- dijo Sam, el joven negrito prodigio del piano que llevaba acompañando a Rick desde que ambos dejaron París abandonados por una mujer- el capitán Renault desea hablar con usted.
Rick giró la cabeza, miró a Sam de arriba a abajo, volvió a dirigir su mirada al martini y dijo;
-Sírvale una copa en la mesa seis, dígale que voy para allá.
-Pero señor, la mesa seis ya está ocupada.
-En ese caso, en la mesa correspondiente al siguiente número perfecto menor de 100.
Sam hizo lo que su jefe le ordenaba.
-Capitán Renault- comenzó Rick atrayendo la mirada del policía- ¿Quería verme?
-Sí, mi joven amigo. Tome asiento –Rick apartó una de las sillas y se sentó mientras el capitán se atusaba el bigote, se quitaba la boina y se peinaba con un pequeño peine que había extraído del bolsillo superior de su chaqueta - Ayer, día 13 de noviembre de 1943, nuestro amigo Ugarte tenía intención de salir del país con unos visados que yo mismo firmé con mi puño y letra. Pero, por extrañas circunstancias, no llegó a coger el avión con el que pretendía viajar hasta América. Esta misma mañana fui informado de que nuestro amigo perdió la vida; no sé si fue un asesinato, únicamente tengo constancia de que esos visados con los que iba a viajar han desaparecido y…
-Capitán Renault, permítame que le interrumpa, pero no sé qué tiene eso que ver conmigo.
-Muy sencillo, señor Rick; ambos sabemos que aquí se despachan visados falsos bajo una sustancial suma de dinero y sospecho que fue usted quien se hizo con esos visados.
-¿Usted me cree capaz de asesinar a una persona con el fin de dejar escapar a otras dos?
-Rick, no se trata de lo que crea o deje de creer. Debe usted entregarme esos visados.
-En ningún momento dije que los tuviese.
-Ni yo se lo pregunté.
-En ese caso no tiene nada que hacer aquí, capitán Renault.
-Rick, estamos entre amigos, llámame Luís.
-De acuerdo, capitán Renault.- El policía se enfureció, suspiró y miró con los ojos entornados a Rick.
-Me veo obligado a ordenar un registro.
-No seré yo quien se lo impida.
-Mire, Rick; si es necesario pongo a registrar el local a un policía por metro cuadrado.
-Previamente, capitán Renault, deberá calcular la superficie de mi local, teniendo en cuenta que tiene tres plantas, y que la superficie de cada una es diferente. Ésta es la planta más grande, dos veces la superficie de la tercera. Y la segunda, la del medio, es igual a la mitad de la suma de la primera y la tercera, unos 111 metros cuadrados.
-Jamás tuve tiempo para las matemáticas.
-Lo importante no es si usted sabe o no de matemáticas, la cuestión es si tiene a su cargo tantos policías como mi local metros cuadrados.
-Venga Rick, sea honesto. Dígame donde están.- Rick se alzó de la silla, miró a Sam, asintió y volvió a mirar al policía.
“You must remember this,
A kiss is just a kiss,
A sigh is just a sigh,
The fundamental thing apply,
As time goes by.”
Sam comenzó a tocar el piano y a cantar aquella canción que Rick estaba sentenciado a recordar toda su vida.
-Capitán Renault, ya sabe que aquí es bienvenido, vuelva cuando quiera.
-No, señor Rick, no tengo intención de irme. Vamos, déme una pista de donde están esos visados.
“And when two lovers woo, they
Still say ¡I love you¡,
On that you can rely.
No matter what the future brings
As time goes by.”
******
-¿Por qué has vuelto, Ilsa?- preguntó Rick, con rencor, a la mujer que le había abandonado una lluviosa noche en una estación de tren en París.
-Rick, necesito unos visados.
-¿Para quién?- Ilsa bajó la cabeza, levantó la mirada y esos pequeños ojos titubeantes se dirigieron a Rick.
-Para mí… y para Víctor, mi esposo.
-Todo el mundo que vive en Casablanca necesita unos visados. Hasta yo.
-Este no es el paraíso que soñábamos.- dijo para sus adentros a sabiendas de que Rick la escuchaba.
-Casablanca es una farsa, una invención, un delirio. No es ningún paraíso, pero eso no lo sabemos hasta que llegamos. Hasta que nos sentimos atrapados y nos cuesta deshacernos de esta cadena que nos oprime.
-Tú tuviste oportunidad de marchar de Casablanca, ¿por qué no lo hiciste?
-Porque no tendría donde ir. De América ya no espero nada. Mi mundo se esfumó con la guerra. El banco que dirigía pasó de ser uno de los exponentes económicos más importantes del país a ser pura ceniza.-Hubo un larga pausa, a Rick le dio tiempo a encenderse un cigarrillo, trató de sostener la mirada de Ilsa, aquella que le conquistó, que le remordía por dentro, que le hacía sentirse inferior, inseguro, desnudo y controlado.
-Por favor, Rick, si no salimos pronto del país los alemanes nos apresarán y acabaremos en cualquier campo de concentración. ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Es eso?
-No, Ilsa, no quiero dinero –se acercó el cigarrillo a la boca, aspiró fuertemente y expulsó una densa bocanada de humo- Ya tengo dos visados, sólo hay que cambiar la fecha del billete y esperar unos días para despistar a la policía.
-¿De cuántos días estamos hablando?
-La policía registrará el bar durante un quinta parte de esta quincena después patrullará cerca del local durante un quinto de un sexto del mes y por último dedicará tres veintiunavos de una semana a vigilar las salidas del país. Cuando haya pasado este periodo de tiempo podréis salir del país sin despertar ninguna sospecha.
-De acuerdo, Rick.
******
El pequeño reloj colgado al fondo del salón indicaba que eran las ocho de la tarde. La noche había conquistado de nuevo las calles. Sam y Rick se dedicaron a bajar los asientos que se hallaban sobre las mesas. La mitad de las sillas sobre las mesas tenían respaldo, la cuarta parte estaban acolchadas, la sexta parte tenían respaldo y estaban acolchadas y las 30 restantes eran sillones. Una vez hubieron terminado, Rick sacó un pañuelo del bolsillo superior de su chaqueta y se limpió el sudor de la frente. Llamaron a la puerta, y aunque Rick no había pensado en abrir el bar hasta poco después, la abrió.
-Capitán Renault, ¿qué le trae por aquí?
-Una orden de registro.
-En ese caso, sea bienvenido. Puede buscar por todo el edificio. Estoy seguro de que no encontrará nada.
La búsqueda que realizó el capitán por todo el local se alargó hasta que el bar abrió sus puertas y se llenó de gente, pero este hecho no hizo mella en su empeño y continuó buscando. A las diez en punto Ilsa y su joven esposo entraron en el bar, donde Rick, de nuevo, sentado frente a la barra del bar recordaba aquellos momentos en París.
-Rick- atrajo la atención Ilsa- te presento a Víctor, mi esposo. –Rick alargó la mano y la estrechó con la del joven sin apenas levantar la mirada del martini.
-Creí haberte dicho que debíamos esperar unos días antes de hacer la entrega de los visados.
-Lo sé, Rick, y lo siento, pero los alemanes nos han localizado; anoche estuvieron en nuestro hotel. Necesitamos salir cuanto antes de Casablanca.
-La policía está aquí y busca esos visados. Tendréis que esperar hasta que se marchen.
-Señor Rick, tendrá que aplazar su charla con esta encantadora señorita - Los tres se giraron y descubrieron ante ellos la pequeña figura del capitán Renault.- pero prefiero que me acompañe en la búsqueda de esos visados, es simplemente para evitar que se deshaga de ellos a mis espaldas.
-De acuerdo capitán Renault, permítame antes que le entregue la cuenta a esta señorita. –Rick se alzó del taburete, paseó la mano por dentro de su chaqueta, por fin encontró lo que buscaba y lo sacó mostrándoselo a las tres personas que le miraban atentamente. Una pequeña libreta y un lápiz. La abrió, arrancó una página y apuntó unos números a gran velocidad.- Entréguele el dinero a Sam.
Ilsa arrancó la cuartilla de las manos de Rick, levantó una ceja y le mostró el contenido a Víctor.
-Oh, no consentiré que se anden ustedes con mensajitos.- el capitán Renault le arrebató el papel a Ilsa y leyó- “3-79-71-5-2 / 11-43 / 11-37 / 59-23-2-43-53”. ¿Qué clase de cuenta es esta?
Luís Renault volvió a leer el mensaje, esta vez al trasluz, y al ver que el mensaje seguía sin tener sentido lo hizo una bola y lo arrojó al suelo.
-Señor Rick, pongámonos en busca de esos visados.
Una vez se había marchado el capitán Renault y tras él Rick, Ilsa se agachó, recogió el papel y se dispuso junto a Víctor a descifrarlo. Pasaron minutos hasta que descubrieron el paradero. Abandonaron el bar con los visados rumbo al aeropuerto.
*******
Por fin el capitán Renault se dio por vencido al ver que su amigo no colaboraba y que no encontraba los visados. Apenas unos minutos habían pasado desde que Ilsa y Víctor se habían marchado.
-Esta bien, Rick, esta vez ha ganado usted. Vayamos a la barra, sírvame un whisky, tendré que reponer fuerzas.- Rick asintió.
El capitán dio un pequeño salto hasta sentarse sobre el taburete. Sacó un puro del bolsillo superior de su chaqueta, lo encendió, lo sostuvo entre los labios mientras acercaba el cenicero. Hasta que no comenzó a consumirse y tuvo que arrojar la ceniza al cenizal no descubrió que en el interior de éste se hallaba la cuartilla que había arrugado anteriormente. La desdobló y volvió a leer los números y las letras trazadas sobre los números. Dio un respingo sobre el taburete, saltó al suelo como si se arrojase por la borda de un barco, entrecerró los ojos mientas miraba a Rick, torció la boca, hizo una mueca de asco.
-Guárdese su Whisky para más tarde- se desabrochó la chaqueta y extrajo un revólver apuntando a Rick- vayamos al aeropuerto.
Subieron al coche, Rick en el asiento del conductor y el capitán Renault a su lado. Cinco minutos pasaron hasta que las viejas y desgastadas ruedas del coche derraparon sobre la pista del aeropuerto. Fuera hacía frío, todo había sido invadido por la niebla, tan solo el ensordecedor ruido de los motores del avión dejó una pequeña esperanza en el capitán Renault. Abrió la puerta del coche y saltó de éste cuando aún no había parado. Avanzó gritando que detuviesen aquel avión. Rick le siguió.
-Capitán Renault, odio llegar a esto pero considero que no me queda otra opción.
-Luís Renault se giró y vio que Rick le apuntaba con el revólver que se había dejado olvidado dentro del coche.
Avanzaron juntos, atravesando la niebla y el viento, hasta que descubrieron ante ellos aquella gran mancha que era el avión. Ilsa y Víctor se acercaron a Rick al verle junto al detective.
-Rick, no sé cómo agradecértelo. En su momento prometí que no me marcharía de tu lado y ahora por segunda vez tomamos caminos diferentes.
-Eso ya no importa, siempre nos quedará París. Ahora marchad, coged ese avión.
Las dos figuras desaparecieron engullidas por la niebla. Tan solo el ruido de los motores del avión dejaba constancia de que aún no habían partido a otro lugar, pero poco a poco aquel sonido se fue perdiendo.
-Ha jugado usted muy limpio Rick, no habría descubierto el paradero de esos visados si no llega a ser por aquel mensaje. Y ahora que lo pienso… que tonto fui, cuando le pregunté donde estaban los visados me lo dijo de forma indirecta, estaban… -Y justo en el momento en que el capitán iba a desvelar el paradero de los visados fue interrumpido por Rick.
-Luís, presiento que este es el comienzo de una gran amistad.

Concurso de narraciones escolares. 2006
FOTO DE: ZEKI http://elistas.egrupos.net/lista/gangsterera/archivo/indice/21041/msg/34549/&sortcat=d

lunes, 17 de marzo de 2008

PREMIO DARDO 2008



Muchas gracias a Juan M García por reconocer el trabajo de La morada y haberme otorgado el premio. Este galardón se concede de manera muy interesante: una especie de cadena bloguística -si me permiten el neologismo- en el que cada condecorado premia, a su vez, a otros 15. Entre los bloggers seleccionados, corre la siguiente aseveración: "La I Entrega de Premios Dardo 2008 se abre paso entre un gran elenco de Premios de reconocido prestigio en el mundo de la literatura, y con él reconoce los valores que cada blogger muestra cada día en su empeño por transmitir valores culturales, éticos, literarios, personal, etc.., que en suma, demuestra su creatividad a través su pensamiento vivo que está y permanece, innato entre sus letras, entre sus palabras rotas". Y a esta divisa voy a atenerme al lanzar mis dardos: a aquéllos que considero hacen un trabajo muy serio en la difusión de la cultura y sus valores.

LOS DIEZ ( QUE NO 15) DARDOS QUE LANZO SON:

-FOGONERO EMERGENTE, DE JORGE ALBERTO AGUIAR DÍAZ (CUBA)
-LA BALACERA, DE RICARDO BOSQUE (ESPAÑA)
-LA HABANA ELEGANTE, DE FRANCISCO MORÁN (CUBA)
-PALADEOINDELEITE, DE LIZABEL MÓNICA (CUBA)
-BLOGNOVELPOL, DE LA ASOCIACIÓN DEL MISMO NOMBRE (ESPAÑA)
-OTRO LUNES, DE AMIR VALLE ( CUBA)
-LA COMUNIDAD CRONOPIOS INTEGRADA POR: HADA URBANA, LARANJINHA,ACUARELA Y ST. PATRICK. ( MÉXICO)
-33 Y UN TERCIO, DE RAÚL FLORES IRIARTE (CUBA)
-LA GANGSTERERA DIGITAL, ZEKI (ESPAÑA)
-EL MUNDO DE SANDRA, DE SANDRA PÉCORA (ARGENTINA)

Felicitaciones a todos.

viernes, 14 de marzo de 2008

LA MORADA SUENA... Y SUEÑA



Acabo de recibir una muy importante noticia: un blog cubano, hecho desde la Isla, ha sido premiado con el galardón Premio Dardo 2008. El blog en cuestión es Desde Cuba y su creador Juan M García. Resulta muy reconfortante que se reconozca el trabajo de la blogósfera cubana y sus aportes a la Cultura Nacional. También me siento muy honrada porque Juan - a quien, desgraciadamente, no conozco- tomó en consideración a La morada por su trabajo. Les dejo el texto íntegro y el enlace por si quieren leerlo desde su página: http://desde-cuba.blogspot.com/2008/03/premio-dardo-2008.html Les recuerdo que el link está en la portada.

PREMIO DARDO 2008
El amigo Néstor, desde la lejana Santa Fé, en Argentina, me ha honrado con el Premio Dardo 2008, que reconoce el esfuerzo de cada blogger en la promoción de los valores culturales, éticos, personales, literarios de su país y del mundo en general.

Su blog Mi Pueblo y Yo es un gran ejemplo. Es por eso que me siento tan honrado en que Néstor haya pensado en mi blog Desde Cuba al incluirlo entre sus nominados.

No es fácil elegir a otros nominados para el premio con tantos buenos blogs que existen en la blogosfera, pero estoy seguro que mis elegidos no los defraudarán por la calidad de sus blogs y los temas que tratan, y también estoy seguro de que una vez que los visiten, se convertirán en asiduos lectores.

Mis nominados para el Premio Dardo 2008 son:

Barraca Habanera – Ciro Bianchi Ross (Cuba)
Quintaesencia – Roberto F. Campos (Cuba)
Juan Cuba – Juan Morales Agüero (Cuba)
La Isla y…la Espina – Reinaldo Cedeño Pineda (Cuba)
Cubaprofunda – Ariel Terrero y Dixie Edith (Cuba)
La Morada de Pitibuchi – Yamilé García Zamora (Cuba)
Chinochano – Blog de un español en Beijing
Vacas Encontradas – María Marta Bruno (Argentina)
Blog de Ferípula - Ferípula Ferruginosa Wendy (Argentina)
Blog del Dr. Miguel Angel Golia – María Rosa Golia (Argentina)

Publicado por Juan M. Garcia en 12:03 AM